miércoles, 13 de febrero de 2013

Discurso del Señor Presidente del Uruguay en la cumbre de la CELAC

Preciso que el discurso fue compartido en "fb" por el señor Guillermo Giacosa y naturalmente este abogado lo compartió en el muro de mi página, sin embargo, luego de releer la opinión con la que lo compartí, decidí borrarlo y agregarle un par de detalles que no había considerado. De manera que, la comparto con ustedes y luego la repetiré en "fb".


Discurso de Pepe Mujica en Río:

El discurso ya se está considerando histórico,

Mujica habló ante una audiencia de mandatarios que con desgano escucharon las verdades brutales que les decía, recién a días del discurso, la prensa internacional y el mundo comienzan a tener en cuenta que no fue un simple discurso el que dijo el presidente uruguayo.

Autoridades presentes de todas la latitudes y organismos, muchas gracias. Muchas gracias al pueblo de Brasil y a su Sra. presidenta, Dilma Rousseff. Muchas gracias también, a la buena fe que han manifestado todos los oradores que me precedieron.
Expresamos la íntima voluntad como gobernantes de apoyar todos los acuerdos que, esta, nuestra pobre humanidad pueda suscribir.

Sin embargo, permítasenos hacer algunas preguntas en voz alta.

Toda la tarde se ha hablado del desarrollo sustentable. De sacar las inmensas masas de la pobreza.

¿Qué es lo que aletea en nuestras cabezas? ¿El modelo de desarrollo y de consumo que queremos es el actual de las sociedades ricas?

Me hago esta pregunta: ¿qué le pasaría a este planeta si los hindúes tuvieran la misma proporción de autos por familia que tienen los alemanes? Cuánto oxígeno nos quedaría para poder respirar?

Más claro: ¿tiene el mundo los elementos materiales como para hacer posible que 7 mil u 8 mil millones de personas puedan tener el mismo grado de consumo y de despilfarro que tienen las más opulentas sociedades occidentales? ¿Será eso posible?

¿O tendremos que darnos otro tipo de discusión?

Hemos creado esta civilización en la que hoy estamos: hija del mercado, hija de la competencia y que ha deparado un progreso material portentoso y explosivo.

Pero la economía de mercado ha creado sociedades de mercado. Y nos ha deparado esta globalización, cuya mirada alcanza a todo el planeta.

¿Estamos gobernando esta globalización o ella nos gobierna a nosotros?

¿Es posible hablar de solidaridad y de que “estamos todos juntos” en una economía que basada en la competencia despiadada? ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad?

No digo nada de esto para negar la importancia de este evento. Por el contrario: el desafío que tenemos por delante es de una magnitud de carácter colosal y la gran crisis que tenemos no es ecológica, es política.

El hombre no gobierna hoy a las fuerzas que ha desatado, sino que las fuerzas que ha desatado gobiernan al hombre. Y a la vida.
No venimos al planeta para desarrollarnos solamente, así, en general. Venimos al planeta para ser felices. Porque la vida es corta y se nos va. Y ningún bien vale como la vida. Esto es lo elemental.

Pero la vida se me va a escapar, trabajando y trabajando para consumir un “plus” y la sociedad de consumo es el motor de esto. Porque, en definitiva, si se paraliza el consumo, se detiene la economía, y si se detiene la economía, aparece el fantasma del estancamiento para cada uno de nosotros.

Pero ese hiper consumo es el que está "agrediendo" al planeta.

Y tienen que generar ese hiper consumo, cosa de que las cosas duren poco, porque hay que vender mucho. Y una lamparita eléctrica, entonces, no puede durar más de 1000 horas encendida.
¡Pero hay lamparitas que pueden durar 100 mil horas encendidas!
Pero esas no, no se pueden hacer; porque el problema es el mercado, porque tenemos que trabajar y tenemos que sostener una civilización del “úselo y tírelo”, y así estamos en un círculo vicioso.

Estos son problemas de carácter político.
Nos están indicando que es hora de empezar a luchar por otra cultura.

No se trata de plantearnos el volver a la época del hombre de las cavernas, ni de tener un “monumento al atraso”.
Pero no podemos seguir, indefinidamente, gobernados por el mercado,
"sino que tenemos que gobernar al mercado".

Por ello digo, en mi humilde manera de pensar, que el problema que tenemos es de carácter político.
Los viejos pensadores –Epicúreo, Séneca y también los Aymaras- definían: “pobre no es el que tiene poco sino el que necesita infinitamente mucho”.
Y desea más y más.

"Esta es una clave de carácter cultural"

Entonces, voy a saludar el esfuerzo y los acuerdos que se hagan. Y lo voy acompañar, como gobernante. Sé que algunas cosas de las que estoy diciendo "rechinan".
Pero tenemos que darnos cuenta de que la crisis del agua y de la agresión al medio ambiente no es la causa. La causa es el modelo de civilización que hemos montado. Y lo que tenemos que revisar es nuestra forma de vivir.

Pertenezco a un pequeño país muy bien dotado de recursos naturales para vivir. En mi país hay poco más de 3 millones de habitantes. Pero hay unos 13 millones de vacas, de las mejores del mundo. Y unos 8 o 10 millones de estupendas ovejas. Mi país es exportador de comida, de lácteos, de carne. Es una penillanura y casi el 90% de su territorio es aprovechable.

Mis compañeros trabajadores, lucharon mucho por las 8 horas de trabajo. Y ahora están consiguiendo las 6 horas.
Pero el que tiene 6 horas, se consigue dos trabajos; por lo tanto, trabaja más que antes.
¿Por qué?
Porque tiene que pagar una cantidad de cosas: la moto, el auto, cuotas y cuotas y cuando se quiere acordar, es un viejo al que se le fue la vida.

Y uno se hace esta pregunta: ¿ese es el destino de la vida humana? ¿Solamente consumir?

Estas cosas que digo son muy elementales: el desarrollo no puede ser en contra de la felicidad.
Tiene que ser a favor de la felicidad humana; del amor a la tierra, del cuidado a los hijos, junto a los amigos. "Y tener, sí, lo elemental"

Precisamente, porque es el tesoro más importante que tenemos. Cuando luchamos por el medio ambiente, tenemos que recordar que el primer elemento del medio ambiente se llama "felicidad humana"

Y ESTE ES MI COMENTARIO


Si pues, ¿hay algo que los pobres del Mundo no sepamos y que de diferentes formas o maneras han sido expresadas por gente tan ilustre como el Presidente uruguayo, con la diferencia de que el NO necesita de bienes materiales para ser rico?, todo humano pensante suscribirá cada una de las ideas expuestas ¿y? se solucionarán los problemas de la sociedad. Para que realmente podamos aspirar a un cambio sustancial en nuestro Planeta, deberemos empezar por sustituir nuestros sistemas exportadores, dar prioridad a los Recursos renovables y, si ello implica que el "desarrollo" se detendrá por la creciente escasez de las materias primas de productos NO renovables, tan importantes para los insumos que se usan en la tecnología, !detengamos el desarrollo!, que, es mejor un Ford actual que un De Soto del 50, ¿hasta dónde queremos llegar en el nivel informático, es insuficiente la tecnología que en la actualidad se posee? ¿perderíamos algo si dejamos todo como está en la actualidad?, ¿qué?, ¿se generará un insostenible nivel de desempleo?, ¿no hay solución ante ese efecto "amigo"?, ¿que más desea el poder?, ¿qué?, nuestras insustituibles compañeras no podrán contar con todas las chucherías que se les antoja o le impone "la moda", o ¿ya no podrán diferenciarse de la amiga del Colegio, exhibiendo una 4x4 Audi pues el "desarrollo" de nuevos modelos se suspendería. ¿Que pretendemos hacer con la tierra y la humanidad?. Pienso, saliendo del tema, con la idea de subrayar mi propuesta que, no existe acto de grandeza en la renuncia del Papa Benedicto XVI, un hombre de 85 años NO  pierde nada, aunque algunos quieran vendernos el cuento que ser el Rey (para decirlo de alguna manera) es un manjar que nadie deja por voluntad propia y que finalizar la vida en un claustro es renunciar a los bienes materiales (es lo que escribió, si mal no he entendido, el editorialista de Peru 21), en fin, si el máximo representante de la fé católica renuncia, quizás nos motive a pensar, probabilidad que también expuso el editorialista mencionado, que el Mundo no tiene esperanza si seguimos el presente camino que, curiosamente ha sido señalado por no más del 10% de los humanos, por tanto, la renuncia podría equivaler al discurso del Mandatario sudamericano. Concluyo, mientras sigamos como estamos, cualquier discurso por hermoso que sea !no pasará de ser hermoso!.

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