Desde que se hizo público el Proyecto de
“Unión Civil” entre personas del mismo sexo, salvo la voz discrepante de la
Iglesia, no he leído en los medios comentarios en contra; Sí la encontramos en la
opinión personal de algunos políticos al ser preguntados sobre el tema.
Es significativa esta ausencia, nadie
desea ser motejado de homofóbico, retrógrado y demás adjetivos, debe estarse
con la opinión de la “mayoría”, aunque éstas sean en el fondo minoritarias e
interesadas, como el Aviso Pagado de “ilustres peruanos”, entre ellos muchos
ancianos que ya no pueden esperar nada de la vida que no sea el reconocimiento
a su larga trayectoria y premios obtenidos.
El día de ayer, 03 de octubre de 2013 en
el Diario La República – Sección OPINIÓN, página 5- he leído el pensamiento del
Dr. Diego García Sayán, de la señorita Julissa Mantilla Falcón y en la página
32, aun cuando no tiene relación directa con el tema, me llamó la atención que
el señor Renato Cisneros calificara de “enajenantes y embrutecedoras” las redes
sociales, donde más de una vez ha sido muy bien considerado y donde, existen
opiniones contrarias al proyecto bajo comentario, entre ellas la de este
servidor y amigo de todos ustedes aunque no tenga el privilegio de conocerlos.
Sé perfectamente que el alcance de un
blog es insignificante si de difundir las ideas se trata, con más de dos años administrando
éste, estoy ad portas de las 52,000 lecturas, número que es posible se alcance
en un Diario de circulación nacional en una hora, más no he de cesar en
escribir mi oposición a que el proyecto se apruebe.
Bien, he intentado llevar el debate de
donde nunca debió salir, el derecho, pues es la supuesta vulneración de ellos
la motivación primera del congresista autor de la iniciativa, lamentablemente,
la discusión jurídica es tangencial y sin profundidad alguna.
El Dr. García Sayán escribe: “Además, en la hipótesis de que ese
desacuerdo de un sector estuviera fundado en un real conocimiento del proyecto,
el deber de un Estado democrático no es sucumbir frente a los prejuicios sino
enfrentarlos. Para no legitimar y consolidar distintas formas de discriminación”.
Bien, es ésta y otras citas de igual
naturaleza las que podemos leer en su artículo NO HAY EXCUSA. ¿Qué significan?,
nada, es un juego de palabras que pretenden confundir a las personas ajenas a
los quehaceres abogadiles. El resto del artículo es un llamado a la conciencia
y cita en su amparo el siguiente texto: “la orientación sexual, tal cual lo han establecido la Corte
Europea de Derechos Humanos y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, “constituye un aspecto esencial de la
identidad de una persona”.
He revisado la página de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos y no ubico “constituyen un aspecto
esencial de la identidad de una persona”, existen tres declaraciones sobre
el la orientación sexual (2008, 2009 y 2010), he leído únicamente la del 2010,
en ella se recomienda a los Estados encontrar formas para evitar la discriminación
y/o maltratos a las personas homosexuales.
No cambia una ley la percepción o el
rechazo que se tienen sobre las cosas y
en este punto, no se puede argumentar como fundamento la condena al racismo o
cualquier otra manifestación de naturaleza similar porque tales conductas
atentan contra la igualdad que ella estableció para los humanos, la
homosexualidad es la negación de nuestra naturaleza, tampoco podemos fundarnos
en lo que hicieron otras naciones.
Eduquemos para que la tolerancia actual
se afirme y legislemos para evitar maltratos. Esta aspiración no se alcanzará
si antes de aprender a leer exigimos comprender un texto, peor aún, en una
sociedad como la nuestra en que la homosexualidad adquiere ribetes de
degeneración y en otros alcanza niveles delincuenciales.
Termino precisando que, la señorita Mantilla Falcón alude a la muerte de un
jovencito (Luís Enrique) que se ahorcó porqué su familia no aceptaba su
homosexualidad, y agrega:
“lo conmovedor fue el comentario de la
madre en el velorio: “Después de muerto que sea lo que quiera, pero mientras
estuviera vivo no lo iba a permitir”.
Con un nivel de rechazo semejante, la
propuesta del proyecto no tiene ninguna posibilidad de éxito.
La comentarista se explaya en
sentimientos y tangencialmente se refiere a la vulneración de derechos, sin siquiera
mencionarlos, como lo he resaltado en el artículo del Dr. García Sayán.
Finalmente lo reitero una vez más, el
proyecto además de plantear el reconocimiento de la unión homosexual – para lo
cual es válido en el debate llegar al corazón- en el asunto de los supuestos
derechos vulnerados tomará otro cariz, sigo retando a quien sostenga que se
vulneran en la actualidad los derechos de las personas homosexuales que me lo
hagan saber, los que contempla el proyecto no resisten ningún análisis y el de
las visitas íntimas, de estar un miembro de la pareja preso, mucho menos.
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