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Adoquines en Alemania Fotografia bajada de la BBC |
Una bolita..dos bolitas..tres
bolitas………..cien mil bolitas
El 12 de diciembre de 2011,
faltando diez minutos para las ocho de la noche sintonicé el Canal del Estado,
entre las 19 y las 20 horas, horario en
el que se trasmite el Programa “Punto de Equilibrio” conducido por el señor
Berckemeyer me parece. El tema que se trató, pude entender en los escasos
minutos que lo ví y escuché, era la inclusión social, uno de los invitados
opinó sobre el Vaso de Leche y dijo con absoluta verdad “de cada diez beneficiarios siete no necesitan
el apoyo”, agregando: “corregir la
pésima distribución significaría un alto costo político” no bien terminó de
opinar el programa fue cortado abruptamente pues el conductor no se despidió y dieron pase
a la franja electoral de cinco minutos concluida esta lo que acontece
normalmente es, sin tiempo intermedio, el
Noticiero, en esta ocasión no ocurrió así, para completar el tiempo que le
restó al programa “Punto de Equilibrio” pasaron varios comerciales. Pensé en
comentar ese hecho pero con el trajín de la faena diaria me olvidé por
completo, más adelante volveré sobre el tema.
El día de hoy, en una de las más
amplias avenidas de Tarapoto y todavía poco transitada, esperaba al Director de
una Institución al que deseaba proponerle un negocio, me acerqué a una tienda
vecina solicité una bebida gaseosa helada a fin de hacerlo cómodamente sentado;
observé, mientras bebía con calma la refrescante y adictiva gaseosa tan dañina
para personas de mi edad, a una señora
pelando los aguajes para venderlos ya en el Mercado o en puntos conocidos de la ciudad selvática; me llamó la
atención que desconociera lo que sucedía en la Institución , ubicada a
menos de veinte metros de su vivienda ni a que hora funcionaba, su preocupación
era la fruta por formar parte de la economía familiar, la casa posiblemente producto de una invasión no
podría ser envidiada por nadie.
Me pregunté entonces a que se
debía tal actitud (el poco o ningún interés por lo que sucedía en rededor a
ella) la que dio inicio a otra serie de preguntas, ¿porqué los pobres pelean
hasta por diez centavos?, ¿Porqué cuando reciben un moneda de mayor valor de lo
que cuesta el producto y el cliente no lo advierte, con total descaro lo niegan
cuando el comprador ha reparado en el
equívoco y regresa para corregir el yerro?, ¿Porqué “compran” terrenos a los
invasores sabiendo que el mismo no es de su propiedad y que ello es un delito?, ¿Porqué siguen a los
traficantes de terrenos sabiendo la ilegalidad y/o mentiras que les dicen?,
¿todas estas preguntas y muchísimas otras podrán tener respuesta?, veamos:
Una bolita redondita de vidrio,
unas simples otras multicolores –las lecherongas- les decíamos de niños, son
las famosas “canicas” con las que son identificadas mayoritariamente, me gusta
“bolita”; jugábamos a los ñocos (tres huequitos en la tierra que la bolita
debía ocupar uno tras otro y ganar el juego (era un poco más larga la cosa pero
no me extenderé en el temita).
¿Las bolitas pueden esconder las
respuestas que buscamos? Empecemos:
Por alguna razón independiente de
nuestra voluntad –la economía de nuestros padres o el esfuerzo para dotar al
hijo del motivo de sus sueños- algunos amiguitos tenían más bolitas que otros y
entre ellos algunos tenían muchas “lecherongas” ¡Cuánto deseábamos esas bolitas!.
El humano se comporta
uniformemente –pienso- en todas las etapas de su vida. Las bolitas
“lecherongas” ejercían un efecto interno y otro externo: En el interno genera en el pequeño que posee las bolitas
“lecherongas” el saber que puede exigir y los otros acatar si quieren tener por
lo menos una de sus bolitas. En el externo lo convierte en un pequeño tirano,
estado del que ni siquiera es conciente,
pues a esa edad está más asociado con la
crueldad –comportamiento natural de un niño-, sin concluir de modo alguno que
estamos frente a potenciales desadaptados sociales; Sabe el niño que su
posesión le otorga gran importancia y ascendencia en su círculo de amigos; las
manifestaciones de ira, sumisión, sobonería forman parte de ese cuadro para él
placentero, más a diferencia de los adultos también el miedo es mayor, miedo a
perder su preciadas bolitas porque hay muchos que las quieren y está sólo, sus
acompañantes y/u ocasionales defensores, pretenden las mismas bolitas.
Qué hacer: ¿compartirlas para que
nadie pelee?, ¿tener un amigo mayor que lo defienda a cambio de unas bolitas
que ese amiguito protector desea?, ¿hablar con el amiguito que tiene más
aceptación pero que no tiene bolitas, a efectos de que le ayude a comunicar a
sus otros amigos que esas bolitas son de él y nadie debe quitárselas?, ¿podrá
usar las bolitas para obtener beneficios mejores que otra bolita?.
Mientras a los demás amiguitos les
interesa conseguir las bolitas o cómo
quitárselas a quien las posee, no reflexionan en el porqué su amiguito tiene
tantas bolitas, ¿cómo las consiguió?, ¿porqué abusa de esa posesión?, ¿porqué
deben hacer lo que les pide a cambio de una o más bolitas, dependiendo de la
dificultad de lo que les hayan pedido hacer?, ¿porqué impone las reglas si es
uno y ellos muchos?.
Con el pasar de los días el
propietario de las “lecherongas” incrementa su caudal de bolitas, transacciones
siempre favorables, tiempo libre en exceso, habilidad para jugar, mejor
educado, sabe cuando debe retirarse de una circunstancia o problema dado,
empieza a pensar en las otras cuadras donde también niños como él poseen el
preciado tesoro y podría obtener más “lecherongas” y las amistades se amplían,
los juegos también para conseguir las multicolores bolitas.
El ejemplo de las bolitas podemos
trasladarlo a cualquier objeto pretendido por los humanos, el dinero en primer
lugar, sinónimo de poder cualquiera sea el área en la que esté involucrado y
sino lo estuviera engatuza, miente, promete y logra ingresar para luego
disponer y ordenar, al igual que en las
bolitas.
Nada de lo escrito es novedad
alguna, en este blog lo he expresado usando otras palabras para problemas
exactamente iguales que se manejan bajo lineamientos distintos.
Debo terminar, no sin antes retomar la actitud de la señora de los
aguajes, no le interesa lo que sucede en su pequeña comunidad (no mas de dos
cuadras) salvo si la hija de fulanita se interesó en menganito y salió
embarazada o como Filomeno ha construido su casa engañando y mintiendo, o que
su vecina es amante del cocotero Eusebio o chismes de naturaleza semejante.
Reniega contra la desigualdad pero no entiende sus causas y es fácil presa de
los manipuladores, la bolita de esta mujer es su casa a medio construir y poder
alimentar a su familia; cada 5 años vota por alguien que le han dicho mejorará
las cosas, le regalarán ladrillos, tendrá
agua potable y no en camiones, lee las noticias y no comprende nada, no
quiere hacerse problemas, ve su novelita que es la historia que le gustaría
vivir, ah….pero ya sabe que tiene quien la defienda de las agresiones de su
compañero, marido o pareja ocasional, toda su existencia se la pasará
intentando conseguir su “bolita lecheronga”, inventará cuentos, llorará,
fingirá, ¡no le importa! ¡quiere su casita construida! ….a que más puede
aspirar…si es una torpe sin educación, seguramente se preguntará y responderá.
A los gobiernos del Perú en los
últimos 30 años no les ha interesado otorgar a sus ciudadanos las mismas
posibilidades de desarrollo, se ha limitado a poner las “bolitas” que, sabe muy
bien, podrán ser tomadas precisamente por quien no las necesita, decirlo es
imperdonable.
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