Ha
muerto un monstruo ¡Viva el monstruo!
Tengo recuerdos muy
vívidos de la muerte de Muamar Muhamad Abu-minyar el Gadafi (el nombre completo
lo he tomado de Wikipedia), me entristeció tanto que sentí profundo desencanto
por la especia humana; Tiempo después, tomamos conocimiento de lo mucho que ese
demoníaco gobernante había hecho por su pueblo y las condiciones en las que se
encuentra en la actualidad.
A continuación comparto
con ustedes el artículo del señor Ariel Segal –periodista venezolano- que ya,
con ocasión de la designación a la Presidencia pro-témpore de la Celac a la
República de Cuba, mostró su desacuerdo lindando con la más vil envidia y
desconocimiento de los derechos de los pueblos.
La Peor Pesadilla
Ariel Segal
06 marzo 2013
Perú 21
Tentó a la muerte y esta aceptó el reto en forma de enfermedad
dolorosa que lo condujo a una larga agonía. Tentó a la muerte cuando proclamó
como eslogan para su autocracia electoral: “Patria, socialismo o muerte”, y
esta última opción, que en los últimos 10 de los 14 años de su régimen, sin
guerra civil, provocó la muerte por homicidios de 123 mil venezolanos, ahora lo
aniquiló a él, que no murió patrióticamente y que, en lugar de socialismo,
agravó el sistema clientelista y monodependiente del petróleo de los 40 años de
democracia que tanto criticó.
Tentó a la muerte cuando su obsesión de que Simón Bolívar fue
asesinado lo llevó a exhumar los restos del Libertador para, luego, hacer un
estudio de ADN, y asistió personalmente al espectáculo necrófilo.
Entonces ocurrió su peor pesadilla, aquello que tentó tanto
en retórica y se convirtió en una realidad: la muerte lo amenazó con un cáncer.
Pero él no se trató a tiempo y, cuando lo hizo, prefirió hacerlo en Cuba por
secretismo y por su fijación edípica a Fidel Castro, cuando en otros países la
medicina está más desarrollada para ese tipo de mal. Y, así, Venezuela vive una
de sus peores pesadillas, que muchos no parecen advertir por falta de
referencia histórica: la de estar dominados por Cuba, que intentó controlar en
el pasado, sin éxito, a muchos países latinoamericanos. Como la Venezuela de
los años 50 y 60 que enfrentó a sus guerrillas; Chile de Allende que, pese a su
admiración a Fidel, le pidió no entrometerse en asuntos de su gobierno, y la
Nicaragua sandinista.
La ironía es que Fidel, quien lo adoctrinó para lograr en el
siglo XXI lo que no logró en el XX, fue su asistente en el suicidio al no
detenerlo para que dejara el gobierno de su país satélite en manos de un
sucesor a quien ellos (padre e hijo ideológicos) pudiesen, desde la
tranquilidad del reposo, manejar.
Esta es la historia de una gran ironía en donde todos los
protagonistas son perdedores: Fidel, que entierra a su pupilo; Chávez, que no
supo cortar el cordón umbilical de los designios de su mentor cubano a tiempo
para “no matarse a sí mismo”, y lo más importante: Venezuela toda que, por
ahora, está a merced de un gobierno extranjero.
El día de ayer 07 de
marzo la periodista peruana Mónica Delta, también, en la columna que tiene en
el mismo diario, lanzó sus venenosos y raquíticos dardos al fallecido Ex
Presidente venezolano, Comandante Hugo Chávez Frías.
No voy a reproducir el
artículo de la señora Delta porqué no le
llega ni a los tobillos al impresentable señor Segal.
He visto en las Redes
Sociales, por las fotos que los
internautas comparten, la incontable presencia del pueblo al que Chávez dedicó
todo su esfuerzo y que compartían con él, como lo hago yo, su visión de la
Patria Grande, en este punto, permítanme señalar que de todos los comentarios
de los Presidentes sudamericanos a los que he tenido acceso, el más sentido y
justo ha sido, en mi concepto, el del
Presidente ecuatoriano Sr. Rafael Correa. “Quien muere por la vida no puede
llamarse muerto”, fue su frase inicial.
Cuando las mujeres y
hombres, más aquellas que nosotros, los varones, comprendamos que sin una justa
distribución de la riqueza, igualdad de oportunidades, empezando por una
educación de calidad, estaremos condenando a los que vendrán, sea la época que
fuere, a la explotación, abuso, expoliación, miseria y alimentando el individualismo sin que nos interese a
cuantos deberemos aplastar para alcanzar un mendrugo de la escasez de la
abundancia, beneficiando a una minoría insignificante si la comparamos con la
población mundial.
Espero que el señor
Nicolás Maduro profundice las reformas iniciadas por su extinto predecesor, que
la UNIDAD latinoamericana, en la que todavía existe una pata coja, sea una gloriosa
realidad y que nuestros hijos sepan que fueron sus padres los gestores de los
años que les tocará vivir.
Mi profundo pesar a mis
hermanos venezolanos por la partida de un hombre tenaz, SIN MIEDO, sólo
siguiendo su ejemplo podremos, más temprano que tarde, ver los resultados que
Hugo Chávez Frías nos mostró y probó que se pueden alcanzar.
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