viernes, 31 de octubre de 2014

Deroguemos el Sistema Privado de Pensiones


Aprovechando que los varones deben estar enfrascados en discutir las proyecciones del negocio futbolero al que contribuyen de manera especial diarios como El Comercio que, si algo bueno tiene, es mostrarnos el piso de cristal que sostiene la podredumbre que habita en la mayor adormidera de nuestra sociedad y que si nos eliminan de la fifa, los beneficios serán múltiples, el primero dejar de vender y comprar humanos como si estuviéramos en la Roma A/C y dedicar el talento que posee cada quién en beneficio del País. Aprovechando digo, esta circunstancia la señora Del Río ha publicado el día de hoy 31 de octubre de 2014 en el diario El Comercio, un cuento al estilo de las lloronas películas mexicanas donde sitúa los hechos. He aquí su inspiración:



  • Patricia del Río
  • Periodista
Fela es una mujer ayacuchana que llegó a Lima hace más de 40 años con sus cuatro hijos a cuestas. Había enviudado, la agricultura no le proporcionaba lo suficiente para vivir y los pleitos por el agua en la provincia de Parinacochas la hicieron buscarse un futuro en la capital. 
Acá encontró trabajo como empleada del hogar y logró que sus hijos terminaran el colegio y consiguieran sus propias chambas. Fela trabajó toda su vida y ahorró cada centavo que pudo. Se compró su cocina, su refrigeradora, pagó con paciencia las cuotas del terreno que se estaba comprando en La Molina. Ahí construyó una casa de más de 200 metros gracias a un préstamo del Banco de Materiales, que también pagó puntualmente. A sus más de 80 años, Felita recibe una pensión de hambre de la ONP, a la que aportó toda su vida. Hace uso del seguro social y tiene una vida digna gracias a las rentas que consiguió con la venta de su casita. Si dependiera de la pensión que le otorga el Estado, sería una indigente.
Al igual que su mamá, Leonor trabajó para asegurarse un futuro y darles mejores condiciones de vida a sus niños. Como madre sola de dos criaturitas, supo desde siempre que de ella, y de nadie más, dependía su sobrevivencia. Leonor no solo realizó múltiples trabajos, sino que invadió un terreno en La Molina, muy cerca del que pagaba Fela, se instaló como pudo con esteras y palos, y desarrolló ahí un negocio de comida. 
Leonor empezó como informal, pero hoy, sobre el terreno que finalmente le fue adjudicado, tiene un edificio de tres pisos. Tiene, además, varias bodegas y negocios formales, y con licencia sobre los que paga impuestos mensualmente. Cuando Fela vendió su casa para contar con un capital que le diera una vida más digna, fue su hija, Leonor, quien la acogió en su edificio de tres pisos en Las Viñas de La Molina.
Ambas son el perfecto ejemplo de un Perú que hace años se las arregla como puede. Son mujeres que se han roto el alma por dar a sus hijos salud, alimentación, educación y seguridad. Han, además, trabajado pensando en su futuro. Han ahorrado, han invertido, han planificado y han tomado decisiones que les permiten vivir sin molestar a nadie. Y menos mal, porque a Fela le falló un sistema nacional quebrado que otorga pensiones irrisorias. Leonor, en cambio, ni siquiera existe para el esquema actual. La tildan de informal, de irresponsable, de ociosa. Y no se han dado cuenta de que es una mujer que viene pensando en su futuro desde siempre, porque nadie más lo ha hecho ni lo va a hacer. 
Leonor y Fela siempre han estado ahí. Las AFP también, pero entre ellas no hay un solo vínculo. No hay una sola posibilidad de encuentro, porque nuestros sistemas de pensiones no están pensados para ese peruano de verdad, ese emprendedor, ese que se rompe el alma todos los días y que ha sacado adelante con su chamba no solo a su familia, sino a su país. Para ese peruano, que sí ahorra, sí planifica, nadie ha pensado en una opción atractiva ni creativa. La única oferta es obligarlo a pagar comisiones altísimas para pensiones mediocres, porque, claro pues, ¿cómo lo vas a dejar que él solo se ocupe de su futuro, acaso no te has dado cuenta de que es un irresponsable?

MI OPINIÓN

 Es interesante como algunas personas, muy bien remuneradas, nos quieren vender cuentos aprovechando la adormidera que generan los problemas de un negro y vomitivo negocio.

Antes de opinar sobre el artículo, precisemos: en 1974, menos de un año después que se creo el Sistema Nacional de Pensiones, NO existía, obligación alguna de asegurar a las trabajadoras del hogar, derecho que aun está en construcción para que efectivamente sea un derecho que todos respetemos. Además, el asegurarse sin estar en planilla NO era una opción, derecho también de muy reciente data.

Segundo, los independientes como "fela", "Fela trabajó toda su vida y ahorró cada centavo que pudo" para reproducir lo escrito por la autora de este cuento melodramático con sabor a película mexicana de aquella época, NO pagaba seguro y el día que por ventura comenzó a hacerlo aportaba el mínimo exigido por el IPSS hoy ONP, por tanto, la famosa "fela" NO pudo aportar ni siquiera 20 años, es posible y por probar, que se jubilara sólo con cinco años de aportes, derecho que se consagró en el gobierno de AGP y derogado por el chinito preso.

Tercero, las AFP (la estafa mejor planeada contra el trabajador) empezaron a funcionar en 1992, dieciocho años pasaron desde la llegada de la protagonista de un cuento MUY BIEN remunerado, si "fela" se hubiera hecho cliente de ese negocio hoy en día NO cobraría ni la pensión de hambre que paga la ONP.

Finalmente como han podido darse cuenta, el lacrimógeno cuento está destinado a seguir engatuzando a los peruanos ¡compatriotas de la autora!, para favorecer a las transnacionales dueñas o accionistas de las AFP, porque al menos ellos pagan "pensiones mediocres", jejeje!!!

El mayor problema del Perú son los peruanos, no tienen miramiento alguno si de su beneficio personal se trata aun cuando ello pueda significar la destrucción de miles.

" Leonor no solo realizó múltiples trabajos, sino que invadió un terreno en La Molina, muy cerca del que pagaba Fela", 

"fela" según el cuento tiene más de 80 años, podrían ser 100 o 81, digamos que optamos por la última, luego, en 1974 tenía 41 años y cuatro hijos menores (hijos a cuestas), para que Leonor invadiera el terreno adyacente al que estaba pagando "fela" debía tener cuando menos 18 años y si Leonor llegó a Lima de 08 años de edad, al cumplir los 18 "fela" tenía 51 y simplemente no aportaba NADA a la ONP porque estaba construyendo su casa, no puedo más que reirme.

Para la próxima, señora Del Río, antes de vendernos piltrafas por lomo fino, infórmese y más aun cruce datos con las leyes existentes en la época en que sitúa su "obra", va a perder cualquier concurso en el que se anime a participar si lo que escriba no tiene credibilidad alguna, jejejej!!!!.



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