El hombre sin cuello muy agitado estaba finalmente frente a la oficina del aquel que, él sabía era un traidor y cobarde, cuando le dicen: "señor, señor, no puede ingresar está ocupado" ¡fuera de mi camino! de un empujón aparta al osado sirviente, abre la puerta y sin más, con voz estentórea dice ¡estamos en problemas!, ¿Que ha sucedido pregunta el cobarde y traidor?, llegaron los de siempre, esos del cofre dorado y ya sabe usted que, cuando lo abren mata más rápido que el Metano, ¿Que quieren ahora?, portan un pedido de sus empleados agrupados y amenazantes, comparable con un barril repleto de excremento putrefacto, ¿Y, algo me relaciona con ellos?, su señoría replica el hombre sin cuello, están involucrados en el tema que usted les vende a sus vasallos, ¡Carajo! golpea el tablero del escritorio y se levanta, el hombre sin cuello tiembla, estaba por arrodillarse ante tanta oscuridad cuando escucha del traidor: ¡Esta vez ni los hombres de lata armada la van a pasar por alto!, ¿Que sugiere su señoría? con voz temblorosa pregunta este antiguo corifeo, menesteroso adulón en estos tiempos.
El traidor se pasea por la amplia y elegante oficina recorriendo con sus ojos la sangre impregnada en los cómodos asientos y sofás de fino cuero repujado, los muebles de caoba labrados en una sola pieza, los cuadros que el talento humano lega a la posteridad, la bellísima Alfombra tejida a mano silenciando los pasos de la traición, hipocresía y cobardía, naturalmente nada de ello advertía el cobarde y traidor por la fuerza de verlos y usarlos, era mejor olvidar aquello que a sus ojos ya no ofendía, ¿Cómo resolver la demanda?, el hombre sin cuello le dice, de pronto alguna noticia espectacular dirigida a sus vasallos podría evitar se profundicen las amenazas que los del cofre dorado temen y bueno, como comprenderá su excelencia la fiesta habrá terminado. ¡¡Lo sé idiota, no tienes que recordarmelo, solución espero de tí!!, su señoría, le parecería.....¡tengo la solución, después de todo no eres tan idiota!, el hombre sin cuello no sabe que decir y encoge los hombros, ¡los vasallos, ellos nos salvarán!, te acuerdas....¡¿Donde estás?!..,. aquí su señoría, ¡no te escondas! y escucha: ¿Recuerdas el tema de la caída de agua? si, bien, ¿Recuerdas el bando que teníamos preparado en caso que ese asunto se complicara?, desde luego su señoría, ¡perfecto! ve de inmediato donde el rengo, ¿El que su señoría?, el rengo, ¿Estás sordo?, ahhhh, se refiere al bien amado renco, si,si, su señoría ¿Y que le digo? que convierta el bando en una denuncia, los alarifes de la infamia se encargarán del resto. Muy bien su señoría, ah y no te olvides, QUE NI TU NI YO SABEMOS NADA, los antecedentes nos protegen.
Lentamente envueltos por una bruma que al alejarnos de ella se vuelve más densa, vemos casi borrosas las figuras del traidor y al hombre sin cuello caminando juntos, llegando a nuestros oídos como el rumor que recorriendo el tiempo destruye quimeras, estás únicas palabras: "Tenemos que darle al populacho lo que el populacho quiere Sancho"
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