UNA PELÍCULA GROTESCA EN UN PAÍS NO TAN IMAGINARIO

La siguiente es una historia de un país imaginario que revela  la relación amical entre un cómico amanerado y las dulces notas de la "Lira" en manos de un amante de las artes e incendiario de lo que a sus ojos le era desagradable, jerarca obediente y pusilánime al que el pueblo cansado de sus desatinos lo fue a buscar, ¡prefirió morir por su propia mano! antes de que la turba ingresará a sus aposentos y lo convirtiera en Fetuccini.

Seguida por millones de humanos dentro y fuera de ese  país imaginario, especialmente con atención morbosa propia del averno, por una minoría transformista en el Mundo también imaginario del pueblo en el que esta historia se desarrolló, rebela el fin de lo sano, correcto, de la verdad y sus desafíos, para convertirla en un escenario procaz, delincuencial, promiscuo, como si el gobernante, delirará en teorías conspiradoras pues cada decisión que tomó se impregnaba de su insanía y del dolor de sus gobernados a los que prometía sestercios desactualizados para mejorar su vida pues su pensamiento estaba con los más pobres, olvidaba decir que sólo era su pensamiento y el ciudadano crédulo, idiotizado por los amantes de este caudillo de papel creía.

En aquellos tiempos de este pueblo imaginario, la traición se pagaba con la muerte o el suicidio, eligió el suicidio, el pueblo alborozado celebró la última matonería de un ser tan ruin y despreciable.

Pasaron varios siglos y el país imaginario evolucionó en la mente de quienes recordaban la infausta aparición de un gusano que sólo les trajo destrucción y atraso con el cuento de que pensaba en los pobres y su bienestar.

Y,...la historia volvió a repetirse, era como si los nefastos personajes del ayer hubieran resucitado y sin que se dieran cuenta, el amante de la "Lira" y sabrá Satán de cuantos amantes más, empezó a gobernar, Perthu es el nombre, ahora, del país de nuestra historia,  los sestercios se habían revaluado pero los disfrutaban el pecaminoso sujeto, amantes, amigos, adulones y arrastrados, ahhhh, pero Martirio Quasimodo, nombre del gusano, olvidó al cómico amanerado quién pidió cita tras cita todas fueron aceptadas, Martirio Quasimodo estaba encantado, le dio trabajo no muy lejos de su residencia, deseaba tenerlo cerca...ahhhhh..,.pero Martirio no se percató que en algo la sociedad que gobernaba había cambiado gracias a su labor y la de los gusanos que le sucedieron, no podía recomendar a nadie, estaba prohibido.

Fatalmente Martirio Quasimodo hasta antes de dar trabajo a su amanerado amigo había ocultado sus huellas, respetuoso pro hombres imaginarios, (nada más imaginario), lo protegieron desde que resucitó, no puedo aceptar que le dí trabajo, y negó haberlo hecho, una investigación sesuda develaría sus sucios manejos aunque fuera una pequeña suma de sestercios, podría ser la hebra que descubra todos sus felonías, tomo sus precauciones, no fueron suficientes Martirio Quasimodo ignoraba muchas cosas, estaba concentrado en los sestercios que día a día caían en su alforja que pronto reventaría por tanto peso, lo habían grabado exponiendo su vileza y de la gente que lo rodeaba 

Pero Martirio reaccionó rápido no se iba a suicidar, ¡¡destruiría!! a sus opositores y regalaría unos cuantos sestercios al pueblo hambriento que se lanzarían como animales para coger por lo menos uno.

Sus enemigos ventilarían su situación un día viernes, Martirio Quasimodo, contactó a basuras igualitas a él, les "prometió" prebendas y amantes de primer nivel si impedían que lo botaran, tuvo éxito varios se comprometieron a defenderlo.

Llegó el viernes, en los amplios salones del foro se reunieron los que defendían la verdad y lo correcto y los que estaban con Martirio Quasimodo, llegó el turno de los oradores, ya no existía Cicerón habían demasiados Catilinas, repetían como loros cada uno de los asistentes lo que había dicho su antecesor que hubiera bastado un representante de cada bando para terminar con el asunto.

Finalmente los defensores de Martirio Quasimodo ganaron el debate y sus votos iluminados de sestercios fueron más que los que defendían la verdad y lo correcto.

Esta historia ha terminado, no se guien por el resultado final, abrigo la esperanza que, en la realidad existan hombres que todavía tengan el coraje de respetar principios elementales de convivencia, respeto e igualdad humana.