Radiografía del "cachaco" "peruano"por Luis Rey de Castro y la respuesta de Guillermo Anderson Anderson

Título del Libro: CÓDIGO PROCESAL PENAL 2004 - Comentado y Concordado - Una Lectura Fácil.

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Luis Rey de Castro:

"Radiografía del "cachaco" peruano"

LIMA - 

Señor Luis Rey de Castro. CORREO:

Con frecuencia, usted emplea la palabra "cachaco" para referirse a ciertos personajes, en particular, al señor Humala. En su columna anterior lo llama usted "cachaco torpe, obstinado, ignorante y mentiroso". Sé que en Colombia se aplica el término a un "joven elegante, servicial y caballeroso" (lo confirma el Diccionario de la Lengua Española), preferiblemente en las zonas andinas y no en las de la costa. También se usa en Ecuador y Venezuela como: "lechuguino y petimetre". Me interesa saber en qué acepción lo utiliza usted.

Atentamente:  Nicolás Ugarreche Molina.

Gracias por su carta, señor Ugarreche. Ninguna de esas acepciones es la de uso en el Perú. Un cachaco es un militar adecuadamente deformado desde jovencito, al que se enseña a no pensar. Sus instructores le dicen y repiten: "Obedecer automáticamente, sin dudas ni murmuraciones... Primero disparas, después preguntas... Tus jefes saben por qué te dan las órdenes: tú simplemente, cúmplelas a rajatabla... Las discusiones filosóficas sobre el bien y el mal están hechas para civiles, no para militares. A los civiles les encanta perder el tiempo, discutir, cuestionar. Los militares no podemos perder el tiempo porque tenemos que ganar la guerra, la que sea...", le dicen.

El verdadero cachaco se acostumbra desde muy jovencito a ser un  robot: capaz de actuar sin pensar, de leer sin entender, de obedecer sin preguntar, de disparar sin cuestionar: balas o decretos-leyes, si logra encaramarse en el gobierno de un país.

Tuvimos una excelente muestra hace poco, cuando los cinco principales candidatos a la primera vuelta se reunieron para debatir programas, ideas, principios y responder preguntas. El cachaco perfecto parecía un muñeco de cuerda: leyó los textos que le habían preparado, no supo hacer preguntas, ni mucho menos, contestar las que recibió. Penoso, pero auténtico.

El cachaco es un sujeto que cuando tiene suficientes galones como para "comandante", no entiende ni sabe explicar cómo se levantó a 40 soldaditos de un cuartel en Tacna, se robó dos autobuses de la Southern en Toquepala, asaltó una mercantil en el campamento minero y luego fue a esconderse en Tarata, a la espera de que su "golpe militar" derrumbara al gobierno de entonces... coincidiendo curiosamente con el día en que Vladimiro Montesinos dejaba el país en lancha y toda la atención pública estaba puesta en Tarata. El "golpe" no derrumbó nada, pero el cachaco fue premiado con un cargo diplomático en la embajada peruana de París. ¿Se imaginan al cachaco de "diplomático"...? Como es lógico, aprueba, aplaude y convalida el cretinismo de su hermano, el otro cachaco: el que organiza una matanza de policía en Andahuaylas y termina en la cárcel.

El cachaco  incapaz de redactar un documento y cuando lee los que le escriben se advierte su enorme dificultad en entender lo que está leyendo. Es obvio que no lo fueron Miguel Grau, Francisco Bolognesi, Alfonso Ugarte y alguno más.

Gracias al subdesarrollo mental, en  ciertas repúblicas latinoamericanas el cachaco termina siendo Jefe de Estado, entornillado durante décadas en el sillón presidencial. ¿Nos hemos olvidado de Manuel Odría y Velasco Alvarado...?

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Hoy 01 de mayo en el Diario Correo del Perú he leído el comentario precedente; con el respeto que merece el señor Rey de Castro que me lleva algunos años de trajinar por este mundo, escribiendo con el mismo estilo mordaz e irónico de siempre,   que tantas veces en el pasado me permitieron minutos de risas,  me dispongo a opinar  porque lo considero tendencioso, ofensivo, carente de objetividad y de absoluto desprecio por un sector de peruanos.

Pudo haber sido blanco de las iras y heridas que adelgazan la vida y el pensamiento del señor Rey de Castro, cualquier otro sector de la sociedad peruana, la indignación que siento sería la misma.

¿Con que derecho el señor Rey de Castro, cuyo apellido nos recuerda a los  “encomenderos”, explotadores y vividores del esfuerzo de otros, moteja de imbéciles a las personas aludidas    y peor aun que estudian para graduarse como tales?, el señor Rey de Castro olvida que los jóvenes que pierden su tiempo chateando o en la redes sociales bestializan el idioma y no son los pobres precisamente, sino un amplio sector de la clase a la que el señor Rey de Castro pertenece, estudiantes de prestigiosos colegios y  de centros superiores de estudios que no le pierden pisada a aquellos.

Ah…es que el señor Rey de Castro, representante de un linaje en extinción, es un convencido de que la corrupción, la negación de los derechos laborales, el atropello a los Derechos Humanos y la tropelía que cometieron, cometen y cometerán los amos del Poder, por lo menos hasta la hora actual, se enjuagan con palabras bonitas o con un  gancho a la mandíbula para postrar a los que ponen en evidencia esos latrocinios; el señor Rey de Castro nos recuerda a Manuel Apolinario Odría y a Juan Velazco Alvarado “entornillados durante décadas”, bueno, sería interesante que el señor Rey de Castro nos explique si está sumando períodos o de donde obtuvo el dato de “décadas” ( más de una) y que refresque la memoria de los siempre olvidadizos con-nacionales, en que momento de nuestra Historia Odría o Velazco gobernaron más de una década, igual de conveniente para los efectos de su hipótesis que compare los períodos recientes de nuestra Historia Republicana tomando como punto de partida el “oncenio” de Augusto Bernardino Leguía y los gobernantes que le sucedieron  y nos de cuenta de su investigación.

Me pregunto si después de leer este lamentable artículo el ejército chileno no estará pensando más que en las maniobras “UNITAS”; una partida de idiotas que estudiaron para ser tales difícilmente pueden gana una guerra “..la que sea..” ¿ o no señor Rey de Castro ?. También y para terminar  debería usted corregir el nombre y apellidos de la persona que le envió la carta, si en realidad es verdad que la recibió, he buscado en Internet y el apellido Ugarrece NO existe, hay un tal ugarretxe de orígen vasco pero no tiene por segundo apellido Molina,…Ah… es un disfraz responderá con todo desenfado…… más le recuerdo que es práctica normal en los medios que quien se dirige a ellos se identifique para evitar situaciones de esta naturaleza; bueno con un director que moteja a los ciudadanos de “oligofrénicos” siendo el mismo un “oligofrénico” cualquier cosa puede pasar y usted, hombre inteligente, debió tomar la precaución de cumplir con ese mínimo detalle, sino lo hizo la carta que da mérito a su respuesta y la respuesta misma no valen ni la tinta con la que se escribieron.