miércoles, 12 de mayo de 2021

LA POLARIZACIÓN EN VÍSPERAS DE LA SEGUNDA VUELTA

Hoy en el Decano de la prensa nacional se publican dos columnas sobre la polarización, de un lado Javier Diáz Albertini y del otro Fernando Vivas éste, más cavernario que el señor Díaz Albertini, nos hable de estadio o fases por las que traviesan "los polarizados" cada una  termina en un agravamiento  de la posición anterior  de la que ni siquiera es consciente.

Antes de publicar la del señor Díaz Albertini, debo  precisar que NO concuerdo con la "polarización" que mencionan los columnistas, ¿Por qué? polarizar, en mi concepto significa  que, sobre un  asunto determinado los interesados en él están divididos  en cantidades iguales o con escasísima diferencia entre las dos opiniones, en el Perú NO existe tal cosa pues la inmensa mayoría es pobre material y  largamente influenciable ´por su  deficiente preparación académica  además de las necesidades que demandan el día a día  que los hace indiferentes, resignados, cuando no  cobardes y traidores, sólo es posible, desde ésta visión (la mía obviamente, no se si existirán peruanos que la comparten) explicar la votación del pueblo eligiendo, por lo menos en los últimos CUARENTA  años, a quién  los ahorca más y más, condenándolos  a la miseria y al olvido,  ¿Por qué el pueblo se convierte en su propio verdugo? pues, porqué, sin perjuicio de las razones personales  mencionadas -producto del olvido constante y la miseria- la oprobiosa manipulación de los medios  encabezados por el Decano que llegan a los limites que estamos viendo en esta elección, es tal el grado de descomposición de la "aristocracia"  peruana, DUEÑA de la Nación que, ante el peligro, POR PRIMERA VEZ en quinientos años de perder el PODER no dudarán en promover un FRAUDE para que las JUSTAS aspiraciones del pueblo se cristalicen CONDUCIENDO el País a un destino diferente, los augures y huele pedos de esas familias vaticinan la hecatombe en el País como ha sucedido en Venezuela, NO dicen que son las sanciones del imperio,  sus satélites y embargos, los que atan de pies y manos a los gobernantes para que el PUEBLO SE MUERA DE HAMBRE ¿Le importa a la "aristocracia" que esto suceda? ya sabemos que no, se llevan su plata y el descalabro se manifestará en muy poco tiempo, pero el pueblo venezolano está dispuesto a luchar por la JUSTICIA e IGUALDAD DE OPORTUNIDADES, los que han huido son los cobardes y traidores, NO luchas por MIEDO significa ajusticiarnos por mano propia UNA VEZ MÁS.

Termino señalando que la manipulación ha penetrado tanto en el inconsciente del pueblo que, para mí los ha dejado sin alma, sin memoria, sin capacidad para rebelarse, UNA NACIÓN EN ESTAS CONDICIONES NO TIENE HISTORIA, ¿El resultado? NO existe, es vivir por cinco años más de lo ya vivido pero a nadie le importa porque NO tienen nada en su interior salvo PERVERSOS INTERESES de los cobardes y traidores.

LEAMOS AHORA EL ARTÍCULO DEL SEÑOR Javier Diaz Albertini:


Sociólogo y profesor de la Universidad de Lima

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Una nación polarizada está poblada de visiones unidimensionales negativas de “los otros” porque se construye sobre ideologías y sus estereotipos. Es un fenómeno que está corroyendo las principales democracias del mundo. Todo contrario a lo que urge en estos momentos: una profunda comprensión de las complejas y múltiples diversidades que vivimos.

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Nos toca, por ello, vivir una era bastante particular. Contamos con una cantidad impresionante de información sobre nuestro mundo. Cualquier computadora y celular nos da acceso a conocimientos producidos por instituciones y centros de investigación serios. Pero no, preferimos el tuiteo donde cunda la calumnia, las ‘fake news’, documentos fraguados, fotos truqueadas, el rumor y el chisme. De ahí que el  político haya descendido –créanlo o no– a niveles más bajos que nunca. Y sucede desde los dos bandos.

Desde la derecha se nos insiste que el éxito económico depende fundamentalmente de la capacidad y el empuje personal. Poco tiene que ver la mala distribución de los ingresos y su reducida redistribución. La  existente –se insinúa– es tan normal e inevitable como la selección natural. Nos dicen que la libertad garantiza que las oportunidades estén ahí para todos. El pobre, entonces, quiere serlo porque no las utiliza, no hay otra explicación.

Sin embargo, eso no muestra la investigación científica promovida por instituciones muy ‘establishment’. De acuerdo a OCDE (2019), entre sus países socios (altamente desarrollados), tomaría un promedio de 4,5 generaciones para que una persona nacida en una familia del 10% inferior socioeconómico, alcance el ingreso medio del país en cuestión. También evalúa el caso de Colombia –país similar al nuestro– en el cual tomaría ¡300 años! lograr lo mismo. En otro estudio, el anual sobre movilidad del Foro Económico Mundial (2020), el Perú ocupa el puesto 66 de 82 países, con un índice que nos ubica entre los últimos en Sudamérica.

Recién con un candidato socialista liderando la intención de voto es que siete exministros de Economía (, 9/5/2021) concuerdan en recomendar la eficiente redistribución y el mejoramiento de servicios básicos (educación y salud) para mejorar la “economía social del mercado”. ‘Too late?’.

Los antimodelo, a su vez, no acaban de comprender que el reto es igualar oportunidades para todos y así promover el desarrollo del talento, empuje e innovación. Esto no se logra –como advierte el sociólogo Alejandro Portes– con estrictas exigencias de conformidad (pensamiento único) que ahogan la iniciativa o con “normas niveladoras hacia abajo” que castigan el éxito personal al considerarlo contrario a la igualdad y solidaridad grupal.

Disminuir las remuneraciones a los funcionarios públicos, por ejemplo, es un error garrafal que ha fracasado en el pasado. Lo ideal, por el contrario, es promover la meritocracia sobre la base de incentivos para que –al mismo tiempo que se reciben recompensas individuales– los ciudadanos y ciudadanas obtengan mejores bienes y servicios públicos.

Acabo de leer un largo ensayo que intenta explicar la reciente fascinación con los zombis en la cultura popular posmoderna (Vervaeke, Mastroprieto, Miscevic, 2017). De las 600 películas realizadas sobre el tema entre 1920 y 2017, más de la mitad son de los últimos 10 años. Los autores consideran que la popularidad de los “muertos vivientes” tiene clara relación a cómo percibimos actualmente a “los otros”, aquellos con los cuales sentimos mayor lejanía social, a pesar de que habitan espacios tan cercanos.

Por mucho tiempo, nos acercábamos a los otros gracias a la religión o la creación de comunidades, como la nación. Sin embargo, el zombi es una negación de la liberación del alma y la resurrección del cuerpo. También es la oposición total de la existencia de comunidad porque no existe entre ellos. Es un otro peligroso, un asesino persistente, repulsivo e incansable, un ser que no dialoga, irracional y descerebrado.

Es una triste alegoría sobre la  porque anula lo humano en el otro y lo transforma en un monstruo solo por ser diferente: pobre, inmigrante, LGTB, izquierdista, conservador, etc. Los populistas son los principales alentadores de esta deshumanización y alientan –en nombre de Dios, el “pueblo” o Adam Smith– el desprecio y ninguneo.







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