miércoles, 22 de junio de 2022

RICARDO FALLA CARRILLO - y LOS SILOGISMOS

SILOGISMO: El silogismo es un tipo de razonamiento deductivo que hace parte de la lógica de origen griego. Consta de dos proposiciones como premisas y otra como conclusión, siendo la última una inferencia necesariamente deductiva de las otras dos. Fue formulado por primera vez por Aristóteles. Wikipedia

La premisa mayor del silogismo

En nuestros días, un fantasma recorre el mundo: es el fantasma de la premisa mayor del silogismo. Su sentido generalizador, está a punto de devorar a nuestras sociedades sumiéndolas en una nueva edad de las tinieblas. ¿De qué forma? Veremos.

En este sentido, la “premisa mayor”, es aquella que sirve de punto de partida, y es la más general; por su parte, la “premisa menor” sirve de intermediario y es menos general, y de ellas dos se deduce la conclusión del razonamiento.

MI OPINIÓN:

El señor Falla nos desea trasladar, pienso, a indagar porqué el señor Presidente es tan odiado, en ese intento nos plantea como primer antecedente, la premisa mayor dentro del orden lógico que acabamos de leer, no conocía esta descripción o no la recuerdo de mis clases de Secundaria.

"NO TODOS LOS HOMBRES SON SERRANOS, NI TODOS LOS SERRANOS SON BRUTOS"

Deducción, si JUAN es hombre puede ser serrano y por serlo, podría ser bruto.

La premisa mayor  "NO TODOS LOS HOMBRES SON SERRANOS",-----

PEDRO NO ES SERRANO, LUEGO, PEDRO PUEDE SER INTELIGENTE.

Los seres humanos tienen sentimientos negativos NO por una visión distorsionada de la realidad,  o por una raza en particular, por ejemplo, el odio, no sé si de la mayoría de la humanidad se lo han ganado a pulso los judíos, NO TODOS LOS HOMBRES SON JUDÍOS, MAS, SI SON JUDÍOS, SON MALOS.

El Presidente de nuestra Aldea es representante de una clase oprimida,  masacrada, explotada y esclavizada por aquellos que hoy no aceptan que los esclavos, los pies en el suelo, los que les besaban las manos, humanos de "quinta categoría" para ese arroyo apestoso dentro de la ubérrima selva,  les diga lo que deben hacer. 

Si analizamos mi pensamiento, obtendremos dos respuestas a la luz del artículo del señor Falla Carrillo, la primera que el odio hacia nuestro Presidente Constitucional NO es una deformación del pensamiento es un simple rechazo a quién no consideran igual y no lo aceptan, lucharán con todo lo que tienen, recursos lícitos o ilícitos para que José Pedro Castillo Terrones salga de Palacio, SOLO  en ese caso dejarán de rebuznar para ofrecer, como siempre lo han hecho, mentiras QUE ASEGUREN  que NUNCA MÁS un esclavo sea elegido por la ignara masa de aldeanos.

La segunda conclusión es el aprovechamiento de la masa fácilmente manipulable que poco o nada le importa la suerte de su par y vecino si, por estar donde está, su familia y él gozan del reconocimiento de familiares y amigos que, obviamente NO es gratuito, el autor culpa a la época y a la involución humana porque, permítanme escribirlo:  nada que signifique odiar y desear venganza contra quién no nos ha hecho nada, es un avance de la humanidad. 

El señor Falla Carrillo desea tapar el  Sol con un dedo en su afán de explicar lo que la gente que piensa YA SABE, es la masa la que lo fortalece.

Leamos juntos el artículo que comparto.

Uno de las obras testimoniales más conmovedoras del siglo XX es “Si esto es un hombre”, del escritor judío italiano Primo Levi (1919-1987). En ella, su autor retrata con rigor y precisión su terrible estancia en Monowitz, un campo de concentración subalterno al infernal Auschwitz. No vamos a detenerlos en los detalles de la narración de Primo Levi, pues es evidente que se trata de un retrato del horror perpetrado por la insania nazi en los campos de exterminio y porque sería más interesante que los lectores de esta columna puedan acercarse al texto de la mano de su agudo, sensible e inteligente autor. Más bien, queremos situarnos en el breve y lúcido prólogo que antecede a la obra, pues ahí hay cuestiones que tienen perenne actualidad.

Primo Levi observó – como otros tantos lo han hecho- que la presencia del extraño, del diferente, causa en muchas personas desprecio, venganza, desconfianza y odio. Estos sentimientos del submundo de la condición humana están contenidos mientras hay ciertas fuerzas externas que los controlan o los dirigen a otros intereses. Sin embargo, el peligro real se da cuando dichos sentimientos comienzan a transformarse en ideas y nociones que tienden a poseer un carácter universalizador, los mismos que pueden ser enunciados “como la premisa mayor de un silogismo”. Y, desde posición, convertirse en dogmas expresados en oraciones como “todos los x son malvados, podridos, crueles, inservibles, embrutecidos, frívolos, vagos, etc.” Cuando ello ocurre y se repite de forma constante, algunos grupos comienzan a asumir que su deber es acorralar y exterminar a quienes representan las diversas manifestaciones de la “escoria del mundo”.| 

Pero ahí no queda el asunto. Dichas premisas universales, corren el riesgo de encarnarse en estructuras sociopolíticas más o menos constituidas y, desde una posición de combate ideológico, llegar al poder o pretender llegar al poder. En evidente que Primo Levi se refería al agazapado sentimiento antisemita que hubo en Europa occidental por siglos y que, una vez que se desarrollaron las condiciones sociales y culturales, se convirtió en idea, dogma racial y acción política. Siendo la “solución final” el último eslabón de una trágica cadena causal.

Estamos en una época en donde abundan “las premisas mayores del silogismo”. Con frecuencia, se dice sin el mayor desparpajo que “todos” los varones o las mujeres son esto o aquello. O que “todos” los que tienen un determinado color de piel o los de cierta procedencia social o cultural son uno o el otro. Peligrosamente se están excluyendo los matices y la individualidad específica, y se favorece la generalidad acrítica y reduccionista.

Es evidente que, en las crisis de civilización en la que tristemente nos encontramos, las fuerzas más irracionales y destructivas que se encuentran en al interior de las sociedades comiencen aflorar sin tener un cauce lógico que las convierta en razones políticas articuladas. Así, se están erigiendo nuevas formas dogmáticas, carentes de cualquier tamiz autocrítico, desde donde se exacerba el odio, la venganza, la irritación y el grito destemplado. Haciendo nuestra la preocupación de Primo Levi nos preguntamos ¿cómo haremos para evitar la “premisa mayor del silogismo”? ¿Podremos evitar los futuros campos de exterminio? ¿No será el momento de empezar a pensar desde los matices? Como siempre, la responsabilidad del mañana está en nuestras manos.


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