Censura y literatura
RICARDO GIL OTAIZA
Los libros nunca se han llevado
bien con la estupidez humana: de hecho, buscan neutralizarla, desaparecerla de
la actuación de quienes la ostentan, abrir la mente a la luz de las ideas y
enrumbar al ser hacia nuevos y mayores derroteros, pero ha habido tiempos en
los que tontos disfrazados de árbitros y de impolutos jueces, levantan su dedo
contra los libros y deciden destruirlos, echarlos en una pira, ponerles un
sello de “prohibido”, castigar a quienes se acerquen a ellos por temor a lo que
dicen y cuentan, y la historia nos recuerda a la famosa “hoguera de las vanidades”,
promovida en Florencia a finales del siglo XV por Girolamo Savonarola, en donde
fueron incinerados centenares de libros de gran valía, de portentosos clásicos,
al ser señalados de inmorales.
COMENTARIO:
Con el mayor respeto por el autor y reconociendo que no se pueden "matar las ideas", pienso que personajes como Savonarola que estaba muy lejos de ser un estúpido, de pronto con IDEAS que resistían las propuestas por otros, más liberales, deshinbidas que han terminado en la actualidad en gestar un proceso de involución de la especie humana, determinaron la quema de libros que también se experimento en nuestra Aldea, habiendo sido acusado Javier Alva Orlandini de tan GRAVE PECADO contra la Cultura.
“La quema de libros tiene una historia larga y siniestra en nuestro país, que se vincula normalmente a actitudes intransigentes y totalitarias, que achacan a la libertad de prensa y libertad de expresión determinados males de la sociedad, especialmente en sus aspectos políticos y religiosos».(https://pysnnoticias.com/javier-alva-orlandini-y-la-quema-de-libros/)
No son estúpidos quienes alientan la "quema de libros" son personas con el deseo de ocultar textos cuyo contenido eventualmente afectarían, digamos la posición religiosa de quién ordena tal destrucción, obviamente, al hacerlo, incentiva la curiosidad por leer lo que se está´prohibiendo", no recuerdan el caso del Código Davinci de DAN BROWN, este caballero seguramente aumentó o creo su fortuna a raíz de la oposición de la Iglesia debido al contenido del libro.
Es preocupante el concepto "abrir la mente a la luz de las ideas", la pregunta que me preocupa es: "abrir la mente..." ¡Cual es su pretensión o propósito? el asunto es que ello implícitamente crea en la mente de quién accede a esas propuestas a compartirla, más es una idea que NO le pertenece y que puede encontrar razonable, por ejemplo: la famosa enseñanza de la "identidad de género" en las escuelas.
NO leo ningún tipo de libro después de haber concluir mi carrera como Abogado y los que leyera antes los puedo contar con los dedos de mis dos manos, EL RECHAZO que experimento con ideas como las de la identidad de género NO está contaminada con posiciones religiosas, son producto exclusivo de mi reflexión, podría con todo derecho, motejar de "estúpidos" a quienes han propuesto tamaña inmoralidad y no me confundan con un santo varón, soy tan pecador como cualquier humano en cuestiones sexuales.
Sigamos:
Pues bien, esos ominosos tiempos han regresado y leemos con estupor la fuerte censura a la que están siendo sometidas decenas de obras literarias, por atentar contra la exquisita sensibilidad de quienes se sienten ofendidos porque autores de ayer, que ya no están desde hace tiempo en este mundo, escribieron cuestiones que en sus tiempos eran normales y corrientes y que hoy son mal vistas por personas a las que les molesta que se digan las cosas por su nombre, y al tratarse de cuestiones “políticamente incorrectas” (referencias al color de la piel o a la contextura física, apodos relacionados con defectos físicos, religiosidad, sexualidad y origen étnico) se erizan como energúmenos y exigen que dichas obras sean sacadas de circulación o en su defecto modificadas en su escritura original, para que estén contestes con sus aspiraciones de no ser “mancilladas” con alusiones que las ofenden y las ponen en minusvalía frente a las otras.
COMENTARIO:
En nuestra Aldea en el portal de RPP (Radio Programas del Perú -nombre de nuestra Aldea-) escribe un señor RICARDO FALLA CARRILLO, hace poco publicó una columna comentando el movimiento Woke que, según la persona citada pretende (el mencionado movimiento) la revisión de todo lo escrito con anterioridad a nuestra época y más aun todo la creación humana a la luz de (precísamente) de sus ideas que se sostienen en nuestra era que, para ellos, ha alcanzado su mayor grado de desarrollo, el señor Falla con mucho acierto, pienso, presenta sus ideas con mucha lucidez contrarias en esencia a las que promueve "Woke" que para ser sincero no me ha interesado profundizar, me he quedado en la superficie de lo que se dice de ellos y resulta más que suficiente conocer su enunciado.
Pienso pues, que el señor Gil Otaiza está tocando el "revisionismo" propuesto por "Woke".
Continuemos con el señor Gil:
La fragilidad psíquica de muchos es tal, El reciente ramillete de problemas internacionales no deja espacio para la reflexión. De hecho, la velocidad de la noticia va marcando un perfil casi global, en donde los medios repiten casi de manera homogénea una narrativa nada singular.
Cuando uno recuerda las páginas editoriales y las columnas de antaño, salen a relucir las carencias actuales que han reducido casi al extremo la explicación de los hechos.
Con la llegada de la inteligencia artificial y el ya famoso chatbot se está multiplicando la hiperrealidad y articulándose a los intereses particulares de cada quien, desde escribir una carta, hacer las tareas escolares hasta diseñar una casa, por decir lo más sencillo, en un mundo cada día más complejo. De ahí que sea necesario cambiar los parámetros de la Historia y su relación con los hechos. Como nos recuerdan la lingüística y la filosofía del conocimiento, los hechos no son datos empíricos, se construyen a tono con las ideas. No hay sustitutos.
En este contexto, recuerdo la saga de en Iberoamérica por la crisis de la deuda (1984). Paul Kennedy publica “Auge y caída de las grandes naciones”, mil densas páginas sobre la decadencia imperial, que este servidor devoraba en noviembre 9 de 1989 y ¡asombro! cae el Muro de Berlín, sin que por días pudiera recuperarme del estupor. En medio de la lectura de aquél libro erudito, profundo, que preparaba las exequias de EEUU, el cadáver es de su adversario.
Asombro en los sacerdotes de la sabiduría convencional. Había que “deconstruir” la estrategia de Ronald Reagan (1981-89), sepultado de infundios por la izquierda mundial sin entender (o tal vez sí) lo que hacía. “Neoliberal” o “neoconservador” según el gusto, “desnacionalizaba la industria norteamericana”, al bajar aranceles de importación, lo que Joseph Schumpeter llama “destrucción creativa”, con invasión de productos baratos importados, que puso a correr las industrias para actualizarse o morir.
Hollywood era antijaponés, y la izquierda plañía por las siderúrgicas y metalmecánicas, por General Motors, Ford, Chrysler, contra los malditos “autos enanos amarillos”. En alguna cinta, DeVito llora por la quiebra de una fábrica que era el “alma” de su pequeña ciudad. Y hasta Sean (nuestro San) Connery protagonizó una “que develaba la conspiración” tecnológica japonesa. Al revés de la caterva de inútiles vaticinios de la intelectualidad “antineoliberal”, el efecto dinámico reconvirtió la industria, que fue al gimnasio y salió a producir competitivos automóviles, computadoras, televisores. EEUU y sus aliados montan meticulosamente una guerra proxy con Rusia y, como en una película de Groucho Marx, todo sale al revés y mal, evidencia del colapso intelectual del liderazgo en 2022.
La guerra viene a nombre de los “valores de occidente”, excluyen semióticamente Asia y África y dejan en la cuerda floja a que no soportan ni siquiera referencias en las obras literarias a condiciones personales que supuestamente los afectan, lo que a todas luces es tonto y hasta risible, porque no dejamos de tener “cierta condición” porque se prohíba su mención pública y se haga un incómodo silencio, y tapar el sol con un dedo no es la solución, ya que como diría mi madre con toda la razón: “la procesión se lleva por dentro”, y somos nosotros los que debemos trabajar muy duro para superarla a lo interior, pero no imponerles a los otros una censura y obligarlos a que no digan lo que sientan y piensan, y mucho menos que lo escriban en libros, porque cuando se llega a esos extremos estamos sencillamente coartando un principio fundamental: la libertad de expresión y de creación, y vulnerándose su derecho intelectual.
Hay quienes dicen que esto acontece porque se trata de una “generación de cristal”, muy sensible y de piel muy delicada, pero no lo creo, porque también veo en estos menesteres a gente de edades provectas (no puedo escribir la palabrita demonizada), que se han puesto a la “moda” y ahora son más papistas que el Papa, y todo lo condenan y critican hasta el extremo de convertirse en personas tóxicas y fastidiosas, que a cada instante pretenden corregir a sus interlocutores, y como ahora tienen en sus manos las redes sociales, sobre todo a Twitter, pues la han tomado como su trinchera, y líbrenos Dios de escribir algo “incorrecto” a sus ojos y gustos, porque nos mientan la madre en público y nos mandan a freír espárragos, y no contentos con la afrenta denuncian la cuenta y se unen a otros (con juventudes acumuladas como ellos), y se afanan con decisión y odio para que la cierren.
COMENTARIO:
No me meteré en la lucha de gringos por el control del Mundo, ¡¡nada puedo hacer!!! salvo pedir que dejen algunos humanos vivos para que puedan dominar y esclavizar, además de explotar y mantenerlos hasta que sean productivos y después convertirlos en galletas vitaminizadas.
Puedo si, opinar (disculpen que lo haga un sujeto que ha acumulado varias juventudes y no deja de aprender) sobre un asunto de las cavernas, cada quién es libre de decir, declarar, sostener lo que es y porqué lo es, NO tengo problemas con ello y la sociedad actual, me parece que tampoco, donde encuentro problemas y mientras viva ME OPONDRÉ, es aspirar crear legislación que se ajuste a sus gustos o intereses, mas, no sería decente y puntualizo lo que el autor sólo indica sin concretizar nada, si no me opusiera al derecho de matar que exigen las mujeres y que algunos idiotas, reitero idiotas se suman a ese crimen.
Mi hija me ha catalogado de "tóxico" por la misma razón señalada por el señor Gil Otaiza, mas, un personaje tan ilustrado, NO puede desconocer que el poder mundial usando a sicólogos y manipulación subliminal han introducido el término "tóxico" para AISLAR a quién discrepan abiertamente de todo y contra todos, porque la sociedad actual es la sumatoria de la docilidad y el "si señor" porque la rebeldía de la juventud se traduce en conveniencia aunque debamos destruir las IDEAS que no están en ningún libro.
Ahora, de la mano del señor Gil, continuemos leyendo:
Resulta inadmisible el que muchas
editoriales se presten al juego de la hipersensibilidad estética, y se hayan
dado a la tarea de corregir o de reescribir obras clásicas en su género, tanto
en sus títulos como en sus contenidos (con la anuencia de los herederos cuando
es el caso, y si las obras ya están libres de restricciones, pues lo hacen a la
libre), irrespetando al difunto autor, vulnerando su proceso creativo, mancillando
sus páginas al quitar adjetivos (sobre todo) que consideran “malos” y los
sustituyen por palabras fofas, que dicen pero no dicen, que a nadie molestan,
pero que tergiversan la propuesta original, abofetean a sus creadores, y nos
muestran con claridad la vulnerabilidad de nuestro tiempo, de su gran
hipocresía; de su tamaña y tosca bolsería. Hay ya en el mercado obras
corregidas y modificadas de varios autores del ayer (Agatha Christie, Roald
Dahl e Ian Lancaster Fleming), y se estima que en los próximos años suceda lo
mismo con los libros de muchos otros. Incluso se ha llegado a insinuar que se
adelanta la corrección de algunos de los libros de la saga de Harry Potter de
J.K. Rowling, y se han interpuesto acciones legales en algunos países como
Estados Unidos y Canadá para sacar los libros de las librerías, por el
cuestionamiento de ciertos grupos de fanáticos que deploran la noción de la
magia y la hechicería desde lo religioso, pero hasta ahora las acciones han
sido infructuosas. Los ímpetus censores en Occidente están a toda máquina, y ni
se diga en países fuera de su espectro: no nos olvidemos del tristemente
célebre caso de Salman Rushdie y Los versos satánicos, que por poco le cuesta
la vida al autor. Eso sin contar que no se trata solo de la literatura: la
censura abarca todas las artes. En Mérida le pusieron una panty a la estatua
América (o La India) de Manuel de la Fuente, y al final terminó mutilada por la
“dedelincuencia”. rigilo99@gmail.com
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