miércoles, 5 de febrero de 2020

Soledad Escalante Beltrán y los humanoides

La política y el cuidado de lo humano

Vivimos tiempos en los que las reflexiones de Nietzsche nos ayudan a comprender el quehacer político. El filósofo sostiene que la política real, justa y consecuente es mucho más seria y digna de cultivo porque es la demostración fehaciente de que las personas son capaces de pensar y sentir con el otro hasta el punto de llevar a la realidad el bien común.
Nietzsche nos invita a pensar con él: ¿es sensato reconocer que la organización social es condición de posibilidad para el cultivo de lo humano, que la ciencia política es resultado y consecuencia de la maduración de lo humano?
Nietzsche ensaya una crítica de la demagogia, a la que ridiculiza con gran ironía y supera de una forma decididamente ecuánime. Frente a esta imagen cómica, grotesca y abigarrada de la sociedad de la fanfarria y la mascarada, sin política, sin diálogo ni escucha: un monstruo de mil cabezas que prolifera griteríos y bravuconerías, como si la política fuera oficio de bucaneros y piratas ebrios y mercachifles malbaratadores en el mercado de votos y favores con boletos numerados. El filósofo defiende la política como una actividad definitivamente mucho más noble y virtuosa. Para salvar la política, el filósofo ensaya una reivindicación del sentimiento de la política y del saber callar como un ejercicio de contemplación que resguarda del bullicio que incita la barahúnda asustadora y asustadiza.
Nietzsche sostiene que, a diferencia de la política escéptica, caricaturizada, acomodaticia y dogmática, la política real, justa y consecuente es mucho más seria y digna de cultivo porque es la demostración fehaciente de que las personas son capaces de pensar y sentir con el otro hasta el punto de llevar a la realidad el bien común. Los grandes políticos sostienen el bien común, lo impulsan, mientras que la pseudopolítica pretende devastar el bien común para que impere la voluntad más unilateral y bulliciosa. Para Nietzsche, dogmatismo y escepticismo son equivalentes en este punto: comparten la misma pretensión de ralentizar y anular el pensamiento crítico. Ambos se propagan con gran velocidad. La tradición conserva un saber que el escepticismo rechaza: la política se trata de cuidar de lo humano. El escepticismo es la renuncia al cuidado de lo humano.
Escuelas, bibliotecas, universidades, institutos, centros culturales y otros santuarios de la cultura, la ciencia y el arte han solicitado el concurso de la genuina política para concebirse, originarse y desarrollarse. En su libro Humano, demasiado humano, el filósofo piensa que la verdadera política asume responsabilidad para con el cuidado de lo humano, el bien común, el presupuesto compartido ¿O es que no sirven para nada nuestras instituciones educativas?, se pregunta el filósofo del martillo. Aunque, pese a todo, haya quienes delinquen, Nietzsche sostiene que la tarea de las instituciones educativas es el cuidado de lo humano.
Las instituciones demuestran de continuo su vigencia frente a las amenazas que quieren corromperlas. La separación de poderes rige y la libertad de los individuos no colisiona con las más profundas aspiraciones políticas constitutivas de la comunidad (la carta magna), aunque haya divergencia en lo moral, lo intelectual y lo espiritual (libertad individual, libertad de pensamiento y libertad de credo). La ciudadanía del mundo moderno: cotidiana para algunos, inasequible para otros.
Entre la tradición y la modernidad, Nietzsche razona que la política, en su múltiple acepción, es un signo para explorar la estratificación sociolingüística de una comunidad de hablantes. Entre el tradicionalismo y las corrientes de pensamiento más innovadoras reposa un fondo de diferencia en la experiencia y el sustrato vital de las generaciones vivas: la comunidad, por su manera de ser, es ella escuela de formación ética, política, cívica, ciudadana.

MI POSICIÓN
No leo libros y los que leído se pueden contar con las dos manos y sobrarían un par de dedos,no lo hago porqué la realidad es tan rica que me asusta tener que leer a otros para interpretarla.
No obstante lo anterior, en ocasiones, especialmente en esta era de la información fácil, al leer artículos como el que comparto estimulan mi curiosidad, sintiéndome impulsado a leer la fuente del autor, no para cambiar mi pensamiento sino entender, en este caso, el de la columnista.
"Escepticismo" es la palabra que detona mi curiosidad, hasta  hoy la entendía como el hecho de dudar y ahí terminaba mi  concepto, la autora lo  amplía hasta sostener que es la negación de lo humano en contraposición al pensamiento de Nietzsche, no me quedé contento y por ello di unos cuantos cliks y me puse a leer, estas fueron mis conclusiones:
Antes, debo aceptar, reconocer que los comentarios que siguen son el reflejo de mi pensamiento antes y después de las lecturas apresuradas que he realizado, no pretendo ni por asomo cuestionar al gran alemán ni a la Filosofía escéptica, tamaña herejía sería imperdonable.
1) Dudar no es negar, el Filósofo alemán no duda NIEGA y al hacerlo cuestiona la esencia misma de la moral occidental afirmando que todo el edifico que durante siglos se ha levantado del cristianismo reposa en la invocación a un ser cuya existencia NO se puede demostrar, luego, se desapareciera Dios el cristianismo dejaría de tener importancia y el hombre estaría sometido al vaivén de sus intereses, capacidades y voluntades.
2) El Escepticismo actual, lo podemos concentrar en el "pensamiento crítico" que no es dudar sino cuestionar sobre bases del conocimiento previo que se tenga de las cosas, me permito aquí, citar el siguiente enlace y lo que nos dice del "pensamiento crítico"
¿Por qué es necesario pensar críticamente?
En el mundo actual encontramos una gran cantidad de creencias irracionales y de ideologías y una cantidad no menor de personas que las defienden vehementemente, al punto de matar o morir por ellas. Las ideologías o creencias interfieren en el proceso de pensar críticamente, porque usualmente demandan fe ciega y atacan a aquellos que piensan por sí mismos.
Si bien la mayoría de las personas que mantienen creencias irracionales no llegan a los extremos antes mencionados debe tomarse en cuenta que, sin la diversidad de ideas y opiniones que permite el pensamiento crítico, las sociedades degeneran rápidamente en fundamentalismos. Como ejemplos de esto podemos citar a la Unión Soviética durante el mando de Stalin donde la irracionalidad del materialismo dialéctico llevó al gobierno a abrazar las incoherentes teorías de la herencia de Trofim Denisovich Lysenko, retrasando así la agricultura rusa por décadas, en comparación con el resto del mundo; o los fundamentalismos islámicos en el Medio Oriente que trajeron como consecuencia los infames ataques a las Torres Gemelas del Centro Mundial de Comercio.
El antídoto a estos ejemplos no solamente es el pensamiento crítico, sino una de las consecuencias de adoptar la filosofía asociada a este método de pensar: como el pensamiento crítico es tentativo y falible nadie puede afirmar que posee la verdad absoluta; esto es, todos, absolutamente todos, cometemos errores y por tanto, si realmente deseamos acercarnos a la realidad de las cosas, debemos aceptar que el otro podría tener razón y nosotros podríamos estar equivocados. Esta tolerancia, que se halla en la base de todo el sistema democrático evita que las sociedades degeneren en dictaduras y fundamentalismos.
Aquí radican entonces la importancia y necesidad del pensamiento crítico: el pleno ejercicio de las libertades democráticas (libertad de expresión, de culto, etc.) solo puede ser llevado a cabo en sociedades que abrazan el pensamiento crítico y lo promueven entre sus ciudadanos.
...Continúo...
3) La escuela es, a no dudar la palanca por la que clamaba Arquímides y sobre ella, en la actualidad, no existe un "pensamiento crítico" sino la imposición de una idea sin que el oponente que defiende otra, pero contraria, tenga posibilidad de refutarla en un debate sin horizonte.
4) No se trata como sostiene la señorita o señora responsable de la columna de ampararse, siempre según ella, el siguiente pensamiento que atribuye al filósofo germano:
Nietzsche sostiene que, a diferencia de la política escéptica, caricaturizada, acomodaticia y dogmática, la política real, justa y consecuente es mucho más seria y digna de cultivo porque es la demostración fehaciente de que las personas son capaces de pensar y sentir con el otro hasta el punto de llevar a la realidad el bien común. Los grandes políticos sostienen el bien común, lo impulsan, mientras que la pseudopolítica pretende devastar el bien común para que impere la voluntad más unilateral y bulliciosa. Para Nietzsche, dogmatismo y escepticismo son equivalentes en este punto: comparten la misma pretensión de ralentizar y anular el pensamiento crítico. Ambos se propagan con gran velocidad. La tradición conserva un saber que el escepticismo rechaza: la política se trata de cuidar de lo humano. El escepticismo es la renuncia al cuidado de lo humano.
5) Soledad Escalante Beltrán, no ha escrito esta columna pensando en el desarrollo de lo humano que esta muy cerca de lo que el escepticismo propone, es  interés particular su motivación, se me ocurre pensar en la escuela como formadora de un espécimen humanoide al que se le dice "A", la familia "B", los medios "A" pero de vez en cuando "B", porqué todavía existen humanos en su estado natural.
En resumen, me parece un gran esfuerzo para personas como Alberto De Belaunde, "Techito" Bruce y personajes de nuestra política como de la farándula  que comparten los mismo gustos y costumbres difundiéndolos internacionalmente.

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