viernes, 15 de noviembre de 2019

CUENTO: "EL AMOR Y LA AUSENCIA"

A un paso de cruzar el umbral del local de antigüedades, tan presentes por ser irrepetibles, como el inmenso reloj de pie  -más de dos metros de alto- trabajado en fina caoba discretamente labrada con el péndulo detenido por falta de cuerda, el "tic-tac sería insoportable;  la máquina de escribir Remington en su primera versión, los Escudos nobiliarios cuyos ancestros se pierden en el tiempo, las mesas de centro con el tablero de "Mármol de Carrara", un Esterbrook, original y de los primeros, libros en latín, los infaltables Longines de bolsillo, un precioso Huevo Faberge de ágata y piedras semipreciosas, testigos inanimados del comienzo  y fin del amor, convertido en un antiguo recuerdo, sis jóvenes propietarios estaban orgullosos de la tradición familiar, siempre buscando como un Buzo en un Arrécife de Coral.

Justo al poner los pies en la calle tropecé con una Gitana de grandes ojos verdes, su rostro curtido por los años mostraban los vividos, un tocado o turbante en forma de rueda sobre la cabeza cubría gran parte de su cabello castaño claro, una falda multicolor y los pies lucían una suerte de Sandalias realzando su desnudez, la miré por dos segundos, su mirada parecía penetrar los secretos atesorados en el alma, cerré los párpados y recorrí todos los rincones de la inacabada casa, excepto el dormitorio donde seguramente seguía descansando mi esposa, de pronto me sentí como impulsado por una fuerza irresistible arrastrándome a gran velocidad mientras una luz iba iluminando cada vez más mi recorrido, como la película que por quinta vez había visto junto a mi esposa el día anterior, en su máximo resplandor pude reconocer un departamento cuya existencia había olvidado, vi a mis hijos pequeños, a su madre gritando..¡Pedro no juegues con la luz!, ¡Manuela no descuides a tú hermano! y dirigiéndose a mí, me regaló su sonrisa encantadora, tan maravillosa que aun hoy, después de 50 años de matrimonio,  me deja indefenso ante sus requerimientos.

Señor,señor, ..abrí los párpados, por favor deme sus manos, puedo leer su futuro, la miré nuevamente y los ojos de esa mujer me recordaron de inmediato un dibujo a carboncillo sobre la tapa de un libro de "Historia de brujas y demonios" que  había visto en el local del que acababa de salir, la mire una vez más, le di la espalda para poder volver en el tiempo.

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