lunes, 25 de noviembre de 2019

CUENTO: Un crimen de pasión, un testigo inesperado

Estaba frente al cadáver de Virginia ¿Qué debo hacer, se preguntaba?, había visto  películas de crímenes, algunas tan malas como la  del sujeto que deja indicios por doquier con la intención de culpar a otro, hasta el de la escena del asesinato permitiendo a  los curiosos y en el Mundo existen muchos, ser testigos involuntarios  del mal cometido.

Virginia fue  gran amiga, mantuvo algunas rencías con ella que ya no tenían importancia, de carácter dominante, el mayor de sus defectos y exquisitamente sensual la mayor de sus virtudes, eran la combinación perfecta para descontroladas pasiones.

Esa noche, Rolando paseaba sin rumbo por el Malecón de la Bahía oceánica, sus pasos sin saberlo, terminaron frente al elegante edificio donde Virginia vivía, no la había visto en los últimos tres años, ¿Que será de ella?, ¿Seguirá sola?, ¡es hora de hacer las pases!, apretó el botón del intercomunicador, ¿Si?, disculpe contesta Virginia...?, no señor se ha equivocado.Volvió a apretar..y la misma respuesta...tocó tres veces más sin éxito, soy un idiota pensó, procediendo a retomar su paseo, cuando escuchó,señor!, señor!, ¿Busca usted a Virginia....?, si, respondió, ella ya no vive aquí, ahora está en aquel Edificio, apartamento 504, ¡¡Muchas gracias!!.

No era muy tarde, miró su reloj 8 de la noche, llegar a ese Edificio me tomará como diez minutos, con pasos lentos y constantes Rolando estuvo frente al Edificio, volvió, esta vez con seguridad, a presionar el botón 504 del intercomunicador, no hubo respuesta, lo intentó varias veces más y nada. Bueno será otro día, estaba a punto de irse cuando se abre la puerta de entrada, un hombre joven lo saluda, ¡buenas noches señor!, buenas noches responde Rolando, detuvo la persona que salía por un par de segundos la puerta para que Rolando la alcanzara, ¡No se encuentra el señor de la vigilancia, debe estar  realizando su recorrido! y se fue apresuradamente, detalle que Rolando no lo pasó desapercibido, no se permite con tanta facilidad la entrada a un Edificio multifamiliar, especialmente en zonas residenciales como en la que se encontraba.

En fin, llamó al Ascensor se abrieron sus puertas y  se encontró con el vigilante, ¿A quién viene a ver?, ¿Cómo  ha ingresado señor?, vengo a ver a la señora Virginia...., y aproveché que salía un joven para ingresar y darle una sorpresa a mi amiga?, Rolando era, no obstante su edad un tipo bien plantado y vestido adecuadamente, ahhh, si...la señora está en su departamento, déjeme avisarle, no, por favor, no lo haga, hace tres años que no nos vemos, ¡Será mayúscula su sorpresa!, el vigilante sonrió, esta bien señor, Rolando le devolvió la sonrisa e iba a presionar  el número cinco, cuando la voz del vigilante le pregunta: ¿El joven que salió como era? casi de mi estatura, atlético, blanco, de unos 30 años creo, con el Saco en sus brazos y el cuello de la camisa desabotonado, ahhhh, gracias señor (parece el mismo que visito a la señora Virginia...hace un par de horas se dijo el vigilante), Rolando presionó el botón rojo de parada, ¡oiga amigo!, ¿Sí? olía a perfume de mujer, un aroma exquisito que nos transporta a una hembra llena de amor y sexo, el vigilante abrió los ojos asombrado, pero no pudo ver al visitante, las puertas del Ascensor se cerraban porqué había dejado de presionar "parada".

Tocó el timbre del apartamento y se apoyó en la puerta que se abrió de inmediato y Rolando se estrelló contra el piso, el golpe lo dejó muy adolorido, al intentar levantarse vio a Virginia también en el suelo, se incorporó, se acercó a ella, ¡Virginia!, ¡Virginia!, tocó su frente, no estaba fría, puso sus dedos en el cuello y no sintió pulso alguno, ¡Dios mío, está muerta!

¿Que debo hacer se interrogaba Rolando?, Virginia yacía en el piso, sin vida, ¿¡¡Que cosa he tocado, se preguntó de inmediato!!?, varios muebles cercanos a la puerta para evitar golpearme en ellos, ¡No sé cuales son!, entró en pánico, miró el área del departamento que tenía frente a él los muebles de la Sala estaban fuera de lugar, la mesa de centro con las patas mirando el techo, el florero roto, el agua manchaba la alfombra y un olor a muerto  se respiraba;  No había sillas alrededor de la Mesa del Comedor, ésta estaba vacía, lo que hubiese existido se encontraba en el suelo lejos de ella,  empezó a caminar de un lugar para el otro, de pronto se quedó petrificado, ¡no había cerrado la puerta del departamento! volteó sobre sus pies fuera de sí, era demasiado tarde, un mujer de baja estatura contemplaba la escena, al ver los ojos desorbitados de Rolando gritó: ¡¡auxilio!!, en segundos varias personas lo estaban mirando, llegó el vigilante, se quedó sentado en una silla con las manos sobre la cara y con el cabello desordenado formando pequeñas lenguas de fuego helado.....








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