Cuando se conversa sobre RELIGIÓN si algo hemos de destacar es el difícil manejo de los diálogos y de las ideas respecto de ellas.
La Carta de hoy nos enfrenta con nuestros pecados y la virtud para apartarnos de ellos, el énfasis, el ejemplo por definición religiosa, como excelsa virtud fue el sufrimiento de Cristo que entregó su vida por la salvación de la humanidad pecadora, es decir, aceptó su destino sin haber cometido pecado alguno, "aceptó su destino" no es una frase cualquiera, lo reveló en la última cena y que incansablemente se repite en la Eucaristía hasta nuestros días, de la misma manera que oímos: "Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del Mundo, dichosos los invitados a la Cena del Señor, "Señor no soy digno que entres en mi casa pero una palabra tuya bastará para sanarme".
Bien, pensemos y escribamos en el idioma del humano mortal, salvo los SANTOS, que son muy pero muy pocos, la mayoría de católicos, YO EL PRIMERO, nunca alcanzaremos la virtud que nos aleje del pecado y que esa virtud, servir y amar a Dios sobre todas las cosas, se traduce en acompañarlo en su sufrimiento.
Mi hijito querido: HAROLD MARIANO, partió a los 26 años, mi padre a los 73, Kirk Douglas a los 103 y el Tucán Luís Bedoya Reyes a los 102 años, el hijo de Dios vivió como hombre 33 años, nacemos para morir y sólo conocemos la fecha en que llegamos, la partida no tiene día sin embargo nos está esperando; ¿Porqué esta reflexión?
Jesús sufrió durante veinticuatro horas dolores físicos insoportables y, cuando invoca a su padre, no le reprocha su destino sino el seguir siendo hombre ¿Porqué me has abandonado?, ningún humano debería sufrir lo que el hijo de Dios hecho hombre sufrió, tampoco deberían sufrir los padres que ven morir a sus hijos de hambre sin poder evitarlo, igualmente los que han sufrido y sufren toda su corta o larga vida privados de la dignidad en su existencia.
La persona que comenta las cartas del Padre Pío, nos dice que cualquier sufrimiento humano es NADA respecto a los dolores padecidos por el hijo de Dios entregado por su padre para el perdón de los pecados, no obstante, sólo fue un día y como hijo de Dios resucitó para estar con quién debe estar, no veo pues que los dolores del hombre sean mayores a los que destrozan el alma de los padres al ver morir a sus hijos de hambre y no por veinticuatro horas, ni se compara con el de aquellos que sufrieron desde que nacieron hasta el día de su muerte.
No creo en los sacerdotes pero si alguno quiere debatir sobre este tema, estoy dispuesto ha aprender; aprovecho esta ocasión para disculparme con un Sacerdote de Urubamba al que no le quise dar la mano "por que no doy la mano a zánganos" (fue lo que dije), lamento muchísimo esa expresión estaba muy ofuscado, NO me arrepiento de lo que escribo respecto de los curas, mas, el trato personal hace la diferencia porque podría el agredido ser una excepción.
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