“La explicación del abogado de los terroristas excarcelados
sobre por qué estos no retomarían la violencia es espeluznante”
¿Cuáles son esas respuestas?
Alfredo Crespo (uno de sus representantes legales) expresó
simplemente: “No hay ese riesgo ni peligro porque esto ya terminó. La situación
política del país es otra”.
“El arrepentimiento y el perdón se ubican dentro de la
concepción religiosa, usted sabe que el doctor Abimael Guzmán no profesa una
religión, es ateo, su convicción es comunista”, ha dicho Alfredo Crespo. Y
Manuel Fajardo, otro de los alguna vez denominados “abogados democráticos”, ha
sido todavía más tajante. “El perdón es un asunto de curas; no es un asunto
político ni judicial”, ha declarado y sanseacabó.
MI OPINIÓN
Debemos recordar que los medios representan al PODER y los
que lo detentan no ven el Mundo con anteojeras, sin embargo a mi juicio el
Editorial revela cuan profundo es el miedo que tienen y NO es miedo a lo que
pueda pasar sino a lo que estos poderosos hicieron en el pasado y que casi
treinta años después sus felonías agravian las fibras íntimas de humanos
pensantes tanto o más que en las épocas que los liberados les recuerdan.
¡¡POBRE GENTE DE PARÍS Y SU PERSISTENCIA!!
Decepciones
Se albergan en el secreto
espacio de los recuerdos,
en la tenebrosa y delirante
historia del ser jamás del
deber ser.
Son fragmentos del holocausto
del pensamiento,
del presuntuoso confort,
de lunas y estrellas,
de saetas de amor
cargadas de arsénico.
Son los gritos de la impotencia
el delirio de la abundancia,
un encuentro con la locura,
con el linaje de las palabras,
¿con la hora de la verdad?
El epitafio de un mendaz,
la elocuencia de la diatriba,
el sueño de la envidia,
la riqueza del infortunio,
el silencio desgarrador
del tiempo.
El oprobio de los festines,
la devastadora presencia
de la esperanza,
el perpetuo reclamo de los
sin nombre.
¿El epílogo de una mal
planeada batalla?.
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Guirnaldas primorosas
de efímeros domingos,
caprichosos, por deseados,
los encuentros bellos.
Trémula como la aurora
al abandonar su aposento,
¡Oh, verdad!,
paciente indagadora
de sudores negros,
de guantes de seda,
¡dolorosos como las
cadavéricas manos
de antiguas arpías!.
Viejos opulentos
de espantosos sueños,
como las brujas de los cuentos,
¡aun dormidos, destilan veneno!
Guirnaldas primorosas, cristianas
sepulturas y crespones negros,
eres el llanto del camino
secado por el tiempo.
Ambos poemas son de mi autoría y lo he compartido anteriormente.
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