Esroy, hubiera escrito Vallejo,
pensando el ser que vivo
con una mortaja de siglos
cumpliendo cincuenta años,
absurda tiranía, monjes balbuceando
como espuma los deberes del dios
no mi Dios, adorado por todos
receta de compromiso, presagio
de dolores que ya no pueden reclamar
la muerte.
Estoy pensando el ser que vivo,
en ese pan duro como la piedra
con olor a prostíbulo añejado por el alcohol,
calmará el hambre de quién lo reclame
viviendo su no vida jamás tan olvidado.
Estoy pensando aun en estos momentos
cargados de ironías, de violencia no debida
de un costal de huesos vomitados cada día
por el dios de los suelos, de los suelos,
de los suelos, no lo olviden, todavía.
José Guillermo Anderson Anderson
Los derechos son del ser humano
18 de abril de 2019
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