Ricardo Retjman también era profesor, en este caso, de Historia del Perú, no se jugaba cn el colorado, en el segundo o tercer año, se organizarompetencias deportivas internas en el Colegio, entre las disciplinas estaba el Tenis de Mesa y fue Retjman nuestro entrenador, no recuerdo cuantos formábamos el equipo, Heredia y yo y otros más, a fin de probarnos el entrenador disputó partidas con cada uno de nostros, nos daba QUINCE PUNTOS DE VENTAJA, en aquellos años se jugaba hasta los VEINTICINCO PUNTOS, si misamigos y el suscrito llegábamos a VEINTE puntos eramos unos tromes. El entrenador jugaba "Estilo lapicero" y mientras nos ganaba advertía nuestras deficiencias y sugería lo cambios correspondientes, por ejemplo, los que jugaban el estilo clásico, yo, entre ellos, cometíamos el error de tomar las raquetas de Tenis de Mesa con la mano que manejábamos pero con tresd dedos, meñique, anular y pulgar, quedando los otros dos en la espalda de la raqueta, lo correcto, recién lo supe, era dejar sólo el óndice.
Teníamos los que seguáimos Electricidad, tres profesores, tres excelentes profesores. Rodrigo Figueroa, Hinostroza y Francisco Pérez Rojas, recuerdo completo el nombre del último porque nos enseñana Dibujo Técnico, siempre andaba con una Regla T de madera bien larga, cuando nos debaja temas para dibujar; el día que entergábamos el trabajo, el profesor recorría el Salon con su larga Regla T, y miraba los trabajos antes de recoborlos, ¿Que es esto? preguntaba, ¡¡un sancochado!! y bueno, adios Papel Canson y el esfuerzo de una noche, me tocó a mi una vez.
Mi querido padre, mi hermano Carlos Enrique y yo, vivíamos en un cuartito pequeñito, apenas entraba el Camarote y quedaba un espacio para un Televisor de 14" Pulgadas Zenith qie mi viejo compró después de acertar el Vale Triple en las Carreras de Caballo en el Hipódromo de San Felipe, no existía todavía Monterrico, en un rinconcito, pegado al respaldar del Camarote existía un espacio vacío, mi Papá era Cerrajero y construyó de fierro una Mesa para Dibujo.
No dejaba de visitar a la señora Luisa, ya no con la frecuencia de la etapa anterior, y cada vez que iba me decía ¡Hijo, deja ya de crecer! o ¡Hasta donde vas a crecer hijito!, siempre me halagaba con esos detalles nunca fui realmente alto, a los quince o dieciséis llegue al Metro Ochenta y ahí me quedé.
Ya no recuerdo los nombres de la mayoría de mis profesores, pero han quedado grabados el nombre de Mesones que nos enseñaba Trigonoetría y que aprobé gracias al profesor porque NO entendía nada del curso; Devoto, profesor de Historia Universal un genio desarrollando su clase, me daba la impresión que entraba y salía, también recuerdo a uno de mis profesores de Matemáticas, era bajito y tenía un enorme chevrolet o Ford, con las justas se le veía la cabeza (se ponía almohadones en el asiento), un gran maestro, me recuerda hoy que retorno al pasado, a Ramos Lorenzo, profesor de Derecho de Sucesiones en la Universidad, insuperables en la didáctica.
En aquellos años gobernaba Fernando Belaunde en su primer período, en las GUE nos daban Desayuno y Almuerzo, naturalmente aprovechaba ese benficio, cierto día, haciendo cola, advertí que un chato se había puesto delante mío y le increpé, no sé como, pero terminé en el suelo.
Era un desastre en Física, en el primer día, uniformado adecuadamente empezaron las prácticas y hubo un ejercicio entre dos, mi compañero me debía dar la vuelta sobre sus espaldas y yo caí sobre mis rodillas, me las lesioné el profesor de inmediato se acercó para ver lo que me había pasado y adios física.
Hasta aquí he llegado, muy poco para seis años de estudios, repetí el segundo o tercer año al fracturarme la pierna al caer del techo de la Plaza de Acho para ver a "El Viti" los que sostenían la cuerda por donde bajaba la soltaron,
Tal vez en los días siguientes recuerde algo y lo incorporaré a este pequeña semblanza de mis años juveniles.
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