viernes, 1 de abril de 2022

¿RECORDAR ES VOLVER A VIVIR? ----VEAMOS:

Todos los derechos de éste relato corresponden exclusiva y excluyentemente a José Guillermo Anderson Anderson, NO se podrá utilizar bajo ningún pretexto en el territorio ocupado por el Estado peruanao, ni en el extranjero, cualquiera sea el argumento que crean los autoriza a hacerlo, para  su reproducción, copia. difusión por  medios gráfico, hablado, escrito o televisado, SIN EL CONSENTIMIENTO ESCRITO Y  FIRMADO por su autor, esta sujeto a las leyes peruanas que regulan la propiedad intelectual vigentes y las que en el futuro, con el mismo propósito, se dicten, en ningún caso se apklicarán disposiciones que limiten los derechos de José Guillermo Anderson Anderson sobre este relato ni de sus personajes POR SER PERSONAS REALES  que existen o existieron.

EL SIGUUIENTE ES EL RELATO AL QUE SE REFIERE EL PÁRRAFO ANTERIOR-

Hoy primero de abril de 2022, cumplo 74 años, he pensado mientras avanza el día, recordar mi niñez,  especialmente mi paso por la GUE Mariano Melgar, sin olovidar pinceladas saltarinas de la etapa anterior que empieza el año 1955.

Fue la Escuela Fiscal de nombre "ESCUELA PREVOCACIONAL N° 505" ubicada en la cuadra catorce de la Avenida Arenales en el distrito de Lince, el escenario de mi primer encuentro con el conocimiento, también la época que apareció en mi vida mi querida e inolvidable señora Luisa constituyendose en mi segunda madre, muchísimas veces la única, me sentía tan bien en su hogar formado por Don Félix-su esposo- y sus hijos Jorge y Fernando, profesionales de primer nivel en la ingeniería y la medicina pediatrica respectivamente.

¿Cómo la conocí? no puedo recordarlo, sé que mi profesora, la señorita Diola Del Carpio Ávila le habló de mi, ¿Por qué? tampoco lo sé, recuerdo y quizas esa ocasión definiera la intervención de mi profesora Diola a mi favor, se celebró, en uno de los cinco años de primaria su onomástico, mis amiguitos recuerdo algunos apellidos, Candiotti, Bohorquez, Sumalavia, Bairo, le entregaban presentes,  yo no podía, así que el día previo me dedique a buscar un poema para declamarlo, este, ya no recuerdo casi nada de su contenido, terminaba, indicando que como no tenía nada que entregarle le ofrecía mi corazón, Diola Del Carpio me abrazó fuertemente como recompensa.

Jorge me llevó a su casa, su madre me recibió con mucho cariño, jamás olvidaré ese día, muchos jamases se dieron en esta etapa de mi vida, había preparado Arroz con Bisteck y camote sancochado, no sólo era una maravillosa mujer, también  casi perfecta en la cocina, nunca antes había saboreado un Bisteck, gusto sublime que, aun hoy, casi setenta años después, todavía me fascina.

Había obtenido bajas calificaciones y mi padre al recibir la libreta me increpó tan bajo rendimiento y muy encolerizado arrojó mis libros y cuadernos en medio de la vereda, no puedo recordar si, por ese hecho de furia inesperada, me dedique a ayudar al repartidor de leche fresca que en un triciclo llevaba los porongos cargaditos, luego de la jornada recibía UN SOL DE ORO, como contraprestación, los invertía en leer chistes, Superman, el Pato Donald y similares, tal despropósito  duró tres meses sin asistir a la Escuela, hasta que, alguien le informó a mi padre, un buen día, mientras leía, se presentó mi querido viejo, ¡¡ASI QUE NOS A ESTUDIAR!!, el dueño del kiosko y el de la tienda, de apellido Balmaceda, vieron la soberana paliza que mi padre me dio, ninguno, ciertamente se escandalizó, ni llamó a la policía ni a los ministerios, NO perdí el año y nunca más falté a la Escuela.

Por temporadas cortas me quedaba en casa de mi querida señora Luisa, compartía con sus hijos y demás amiguitos, un día tenía dos panes, estaba comiendo uno y a Jorge su hijo mayor, se le ocurriío también comer pan, de inmediato mordí el que no había tocado para que no me lo quitaran, la señora Luisa observó mi comportamiento y me dio una lección que nunca olvidaré, compartir es parte de la vida, de la decencia, solidaridad, amistad, cariño y finalmente amor.

Solíamos ir a almorzar los días sábados y domingos a un Restaurante "El Cairo" (auto servicio) la primera vez fue un gran novedad para mí, ¿Cuanto costará me decía?.

Recuerdo que Don Felix en su bien cuidado automóvil VAUXALL con aroma a Café,  nos llevaba a jugar pelota, eran campos amplios y no estab an ocupados en su totalidad, incluso vacíos, junto a sus dos hijos y su hermano Jurge, que en paz descanse, a veces encontrábamos  contrincantes otras sólo jugábamos entre nosotros, en muchas ocasiones nos acompañaba un amigo de la familia, al que apodaban "Caballito loco", ni bien pisaba el gras empezaba a correr.

Y bueno pasó el tiempo, terminamos la primaria, Jorge y Fernando creo recordar fueron a la GUE Melitón Carbajal o uno de ellos estudió en el Guadalupe.

La Secundaria, tuve que esperar un año desde que salí de Primaria para ingresar a Secundaria,  en 1961 mi padre me matriculó en la GUE Mariano Melgar y mi padre recién se enteró que mis apellidos NO eran ANDERSON VASQUEZ, sino ANDERSON ANDERSON, se lo hizo saber un gran profesor, don Ricardo Retjman (Pollo hervido) era excesivamente colorado, mi viejo hizo las correccciones en la Iglesia, supongo, porqué nunca me inscribió en los Registros Civiles, lo hice muchos años después en la Muncipalidad de La Victoria gracias a una Ley del Gobierno.

Uniforme kaki y Boina con un círculo rojo para los de secundaria y azul para los de primaria y los galones sobre los hombros de la camisa indicando el año que cursabas.

Es un largo camino el que tengo que recorrer, lo dejaré para mañana 02 de abril de 2022




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