Si no opino sobre la corrupción
se debe principalmente a que esta ha destruido todos los huesos húmeros de la sociedad
(recogiendo en mi auxilio el poema “Piedra Negra sobre Piedra Blanca” de César
Vallejo) y nos hemos quedado solos hoy jueves como todos los jueves que
vendrán.
No puedo imaginar que algún
peruano decente crea en la lucha contra la corrupción, todos los días la prensa
radial, escrita y televisiva inunda de inmundicia la casa donde habito y viven mis compatriotas, que lejos estamos
de la clase que representa el empresario Franco Giuffra.
¿Habré cedido al poder cuando
estoy en la cúspide del umbral de la que espera sin prisa mi llegada?
El poder es efímero, sucumbirá en
su encuentro con la muerte cuya
eternidad, para mí, lleva impreso el nombre
de mi querido hijo Harold Mariano, el me guiará por ese ignoto sendero.
Franco Giuffra como toda la gente
que piensa como él considera que la maldad es patrimonio de personas
aprovechando las actuales circunstancias y esas, en ausencia de otras, son de
pensamiento izquierdista.
Santifica el “libre mercado” como
la puerta de ingreso al paraíso, ese que
el poder nos viene ofreciendo hace más de quinientos años especialmente por
individuos buenos como Giuffra, ese que promueve, aplastando la voz de la
familia, la naturalidad de la homosexualidad y la enseñanza en la escuelas de
tal conducta. Ese que en pleno siglo XXI está encargado de mantener la
desnutrición infantil como si no fuera un crimen de lesa humanidad. Ese que ve
fantasmas porque tienen el alma negra y putrefacta.
Es hora de cambiar al Perú y
salvo que me equivoque, el señor Marco Arana representa para mí ese cambio.
He aquí la reproducción de tres párrafos del
pensamiento Giuffra.
El Comercio 09-02-2017
Franco Giuffra
Empresario
Trascribo tres párrafos del artículo del columnista
La corrupción no tiene bandera. Pero ciertamente florece allí donde hay
malas personas y un sistema carente de las instituciones que son
indispensables para una economía libre. Razón por la cual difícilmente el Perú
pueda ser considerado liberal.
La idea de que el capitalismo es
intrínsecamente perverso es un mito. Sugiero a los voceros del socialismo local
revisar el Índice de Libertad Económica de The Heritage Foundation y hacer una
correlación con el ránking de percepción de corrupción de Transparencia Internacional.
Les quedará claro que los países
que tienen menor percepción de corrupción son precisamente los que gozan de
mayor libertad económica y de instituciones de mercado. Exactamente lo
contrario de lo que ellos postulan. Pero ya se sabe que las evidencias no son
un obstáculo para la prédica izquierdista.
La tarea pendiente para arreglar
el Perú es enorme. Pero no pasa por enterrar a la economía de mercado, sino por
fortalecerla. Que se busquen otro muerto
mejor.
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