INMUNIDAD PARLAMENTARIA Y DEL EJECUTIVO

Me agradaría empezar insultando a un sujeto carente de valores y compromiso por la Patria que, a mi juicio,  representa lo peor del ser humano cuando  el interés personal prima sobre cualquier otro, esté o no dirigido a fortalecer el bien común. 

Un impresentable, carroña humana y hay muchos en toda la estructura jurídica del Estado. Mas, he desistido, no porqué tema o me falte  valor,  los  especímenes políticos  lucen los harapos que nutren el alma negra y  su pasado de sangre como compañía, no me inspiran ningún respeto, la cobardía,  el entreguismo por disfrutar de poder, son el Blasón  de su miseria espiritual y los distingue en la riqueza.

Hoy, ese tipo de gente moteja de bestias a los congresistas, ¿quienes? "Los que no  han estado de acuerdo con los cambios introducidos a la inmunidad de parlamentarios", INCORPORANDO al Presidente del País y funcionarios de  alto nivel, no pueden salir de su asombro e invocan a la ecuanimidad en la segunda votación, ¡¡¡¿Cómo es posible, que el Defensor del Pueblo -aquel que habla por los que no tienen voz- no tenga inmunidad!!!.

Antes de los cambios aprobados en primera votación, los congresistas gozaban de INMUNIDAD, destacando que tal protección era necesaria pues su deber de fiscalización a quienes gastaban el dinero de todos los peruanos podría ponerlos en peligro, convirtiendo a la inmunidad en excepción y no la regla, totalmente justificada en mi criterio.

Hoy nadie goza de inmunidad salvo las correspondientes a la fiscalización parlamentaria y otras de los congresistas en el ejercicio de su funciones, me parece perfecto, nunca más un ladrón podrá ampararse en su inmunidad para forrar sus bolsillos, también el ataúd.