“Nunca nos hemos insultado tanto,
odiado tanto y agredido tanto como ahora. Ya a nadie parece importarle el
intercambio de ideas o el debate: las palabras se están convirtiendo en una
herramienta de aniquilamiento. Y nosotros estamos siendo víctimas, testigos y
protagonistas de esta masacre en 140 caracteres”
QUE PIENSO
Negar lo evidente sería cerrar
los ojos a la realidad, sin embargo, y siendo que las máscaras modernas que
cubren con tenue manto de impunidad la cobardía de muchos “odiadores”, no todo
es tan negro como en apariencia es, “el intercambio de ideas entre personas
identificables en la redes sociales como el “twiter” o “Facebook”, no existe en la dimensión necesaria para establecer
un diálogo que nos conduzca a conclusiones sobre el tema o asunto en debate;
Por otro lado, el “twiter” con 140 palabras o más (me parece que son un poco
más en la actualidad) no es apropiado para un debate amplio, en consecuencia,
excluyendo a éste último, en “facebook” la idea propuesta por alguien en muy escasas ocasiones da lugar a réplicas
y dúplicas una y otra vez hasta agotarlo
¿por qué? Pues quién propuso el tema entiende que no está en lo correcto puede
apelar a “eliminarlo” y punto, no siempre pero es el proponente quién decide dejar abierta la posibilidad de nuevos
comentarios.
Más, lo anterior es una nota en el “pentagrama” comparado con periodistas
como la señora Del Río, ella puede escribir y criticar con pelos y señales
aquello que no le parece bien, mas, la pregunta es: ¿Puede debatirse su idea teniéndola
como defensora de ellas –las ideas-plasmadas en blanco y negro?, NO por
supuesto que no, ahhhh, si, si, claro, sería imposible el diálogo porque el
tiempo es el peor enemigo de la humanidad, no obstante, el autor de una idea,
por ejemplo Richard Web, si quisiera podría someter a debate público por lo
menos uno de los artículos publicados en un mes calendario y permitir uno o dos
días para que los navegantes opinen, algo que se practica con muchas
limitaciones en los blogs del Diario Gesrtón, limitaciones que se traducen en
no publicar la opinión o ignorarla olímpicamente.
¿Podría usted señora Patricia Del
Río intentar algo similar a mi propuesta?
RESUMEN
Nunca nos hemos odiado tanto es
una verdad a medias, no son tanto los odiadores y muy pocos los que piensan y
están listos a someterse al escrutinio público de sus pares.
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