miércoles, 14 de junio de 2023

RICARDO FALLA CARRILLO Y LOS ENEMIGOS DE LA CIENCIA

Por alguna razón la columna del señor Falla Carrillo hasta el momento no se ha publicado en RPP, la que comparto con ustedes es del 12 de junio del año en curso la he copiado de:

https://www.uarm.edu.pe/noticia/articulo-rpp-ricardo-falla-la-ciencia-libre-y-sus-enemigos/

Bien, hecha la aclaración, opinaré sobre el tema que, ustedes amables lectores, podrán leer a continuación; permítanme antes ensayar algunos alcances sobre el asunto abordado oír el señor Falla Carrillo.

La ciencia producto de la curiosidad, investigación,  ingenio e inventiva humana, no se detendrá, ahora menos que nunca, por ejemplo, el reciente descubrimiento del Telescopio James Webb de lo que  podría ser el origen de todas las cosas, semejante posibilidad abre un abanico de procesos para la investigación, me atrevo a decir. infinitas, que revele de donde provenimos porqué tenemos que morir (la explicación lógica es  SI NO EXISTIERA LA MUERTE, hace mucho que habríamos dejado de existir  O habría que inventarla).

El conocimiento individual del saber humano, como señalara en entrada anterior, es ínfimo, tengamos o no tiempo para conocer esa parte insignificante que nos permite exponer algunas ideas. el señor Falla Carrillo incide en la LIBERTAD del humano que se desarrollará según sea su interés o explicación que busca a sus muchas dudas que NUNCA serán satisfechas.

La LIBERTAD es totalizante, abarca y/o comprende todas las posibilidades de expresión e información o cualquier otra actividad o relación humana, el pensamiento no se puede conculcar, los Estados podrán limitar la LIBERTAD pero sólo una parte de ella, LA QUE PUEDE CONTROLARSE.

Un tema interesante es la referencia a los medios y su deber de divulgar el pensamiento, su evolución y descubrimientos, algo que para el señor Falla Carrillo NO existe  en nuestra Aldea, debo contradecir su opinión, por supuesto que existen medios que dan cuenta  de los avances de la ciencia, al menos dos conozco, que no es una tarea prioritaria en ellos COINCIDO plenamente, manipular para mantenernos como una Aldea de delincuentes y beneficiarse de la ignorancia.

No puedo  compartir la evidente (me disculpo por el adjetivo) arrogancia que implícitamente se colige de la siguiente frase:

..."Y cuando leemos en forma pormenorizada sus biografías intelectuales descubrimos cuánto valoraban su libertad interior",

La anterior es una conclusión ecuménica que no corresponde a las condiciones humanas por muy desarrolladas que se encuentren sus facultades.

No pienso como el señor Falla Carrillo en "enemigos", si existieran son producto de nuestra Era que encamina a la sociedad de nuestra Aldea a un proceso involutivo que, a mi juicio NO tiene posibilidad de cambio.

[Artículo RPP] Ricardo Falla: La ciencia libre y sus enemigos

12-06-2023

Ciencia y libertad van de la mano. Libertad para proponer hipótesis arriesgadas. Libertad para innovar metodológicamente. Libertad para plantear soluciones creativas. Libertad para innovar temáticamente más allá de límites institucionales. Y libertad para unir ciencia y crítica bajo un mismo propósito: la ampliación del conocimiento. Sin una auténtica libertad no hay ciencia posible.

Quien conoce en detalle la historia de la ciencia sabe bien que los conocimientos científicos más logrados y consistentes, fueron desarrollados por hombres y mujeres que tuvieron en alta estima su propia libertad de pensamiento, más allá del contexto en el cual vivieron. Esa libertad de pensamiento era la evidencia de una auténtica vocación intelectual por entender el mundo en el cual vivían y sobre el que elaboraron teorías novedosas, muchas de las cuales contravinieron los dogmas de su época y las categorías hegemónicas que se repetían sin mayor examen crítico.

Recordemos a Galileo Galilei cuestionando la cosmología y el saber natural escolástico, proponiendo una nueva explicación del mundo a partir de la observación pensada de los fenómenos físicos y astronómicos. O a Giambattista Vico discutiendo los efectos del cartesianismo sobre las humanidades. Pensémonos en Charles Darwin, quien a partir de los hallazgos de su abuelo Erasmus, dedujo que la duración de la vida en la tierra era mucho más larga que la contabilización bíblica. Y, desde aquel supuesto crítico, sentó las bases para unir biología y geología dentro de un amplio esquema explicación evolutiva.

En ese mismo devenir, desde otras disciplinas, están las arriesgadísimas hipótesis de Marx tratando de explicarse por qué la historia se mueve a partir de relaciones entre economía e ideología. O Karl Menger tratando de establecer cómo se forman los precios desde la subjetividad, más allá del férreo mecanicismo de otros grandes científicos fundacionales como Smith o Ricardo. También, ilustres como Heisenberg, Turing, Watson y Gödel que abrieron universos enteros con sus teorías materializadas de diversos modos. Aleatoriedad, electrónica, informática, bioinformática y lógica profunda, provienen de ellos.  Es que para hacer ciencia en serio hay que tener una dosis de temeridad, de riesgo controlado; una ambición por entender y explicar un campo del mundo superando los miedos, las seguridades osificadas y a las burocracias del pensamiento, siempre dañinas.

La lista de científicos y científicas que ampliaron nuestras fronteras del conocimiento es, por fortuna, muy amplia. Y cuando leemos en forma pormenorizada sus biografías intelectuales descubrimos cuánto valoraban su libertad interior, expresada en libertad de pensamiento al momento de proponer ideas, descubrimientos, hallazgos, muchas veces superando el marco que sus situaciones les obligaban a cumplir. Sin la osadía de los grandes científicos, la evolución continua de la ciencia es imposible.

Por eso llama la atención cómo en nuestra época, cuando existen grandes medios para ampliar mucho más las fronteras del saber humano desde la libertad crítica, algunos estados insisten en establecer regulaciones estatales y burocráticas a la formación del conocimiento, a partir de criterios editoriales monopólicos. Quienes defienden las tendencias cada vez más regulatorias en la formación de la ciencia, desconocen la historia de la misma. Y no se percatan que las hegemonías editoriales de algunos índices se asemejan – en la forma-, a las prácticas restrictivas contra el conocimiento libre de otras épocas. Una vez más, la ciencia libre, sin la cual la sociedad abierta es imposible, se enfrenta contra sus nuevos enemigos.

Lea la columna del autor todos los lunes en Rpp.pe

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