Estuve ausente tres días por asuntos de trabajo, me permitiré insertar un segundo microcuento y un poema que escribiera el día de ayer.
El primero está jalonado de pasión y amor (su título original fue: El Amor), en ese orden, el poema es el resultado de una charla que leí ayer en el Chat, precisamente entre dos damas resaltando las virtudes de un artista en muchos círculos considerado un personaje controversial.
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Deyanira raptada por el Centauro Nessus Guido Reni |
PASION ó AMOR
Incontadas mañanas, de telúrica agonía, lo devolvían a las noches de secreta esperanza.
Abría la ventana de la alcoba, silente compañera de sus ansias, de la tibieza y armonía imaginada.
Tímidos pero elocuentes, los rayos del sol marcaban en planos distintos, el transcurso del tiempo que lo atormentaba, de tanto en tanto los observaba, los dedos en intrincado laberinto bordaban la nada, el ritmo del corazón se aceleraba y su felino andar obstáculos sólo encontraba, los minutos se erguían como titanes atizando el fuego que le consumía el alma.
Por fin, a la hora exacta, no bien asomó el rostro, por esa, su imprescindible ventana, las negras trenzas, los ojos verdes y la cadencia de esa mujer desconocida y constante, en diez segundos, le proporcionaban la paz que necesitaba.
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El Luto de Pallas Ann Louis Girodet |
Que alegría difunta
escribir lo que se siente
cuando la mano del
escribidor helada se
detiene.
Que alegría inconfesable
tiñe de luz las sombras
de la recatada y lisonjera
envidia.
Que sordo el templado
grito del ausente,
el de las angustias cristalinas,
el de las miserias romanas,
el del holocausto de las palabras.
Que ilusa la venda cubriendo
el inevitable brillo de la verdad,
la subasta pírrica de la conciencia,
el dorado mausoleo donde
se esconde nadie.
escribir lo que se siente
cuando la mano del
escribidor helada se
detiene.
Que alegría inconfesable
tiñe de luz las sombras
de la recatada y lisonjera
envidia.
Que sordo el templado
grito del ausente,
el de las angustias cristalinas,
el de las miserias romanas,
el del holocausto de las palabras.
Que ilusa la venda cubriendo
el inevitable brillo de la verdad,
la subasta pírrica de la conciencia,
el dorado mausoleo donde
se esconde nadie.
Guillermo Anderson
05 de abril de 2011
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