He leído sin asombro las
quejas histéricas, la vergüenza
perpetua, la esplendorosa vida
de la mentira vomitando
su loca careta defendiendo
sus viejas historias, amenazando
los raídos vestidos, los polvorientos
asientos, tantas centurias alberga
la maldad oprimiendo al pueblo ignaro
y atrevido, muy poco le importa ya
si se queda o se va, han forjado también
sus alforjas y las van llenado de oropel
de ruegos pintorescos y vaciando el
dolor de sus pares blandiendo la espada
cubierta de sangre y estiércol,
la misma que los azotaba siglos atrás.
José Guillermo Anderson Anderson
02-12-2017
Los derechos son del ser humano
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