Estoy leyendo un artículo
sobre la estupidez del señor ANTONIO FERNÁNDEZ VICENTE, publicado por la BBC el
31 de julio de 2020, espero, en algún momento comentarlo.
Me permito, aspiro a su
tolerancia, reproducir una cita del autor: Con estas palabras, interrumpí una discusión, debate, charla o conversación en facebook
Pienso que, en esta definición está comprendida una buena parte de la humanidad, YO, el primero,
Sin embargo, también y al mismo tiempo es una forma de "lavar el cerebro" a quienes cuestionan, preguntan, opinan, ser inteligente o que lo consideren inteligente, es mucho mejor que el anonimato, el ostracismo y la estupidez que, de pronto asumimos como una enfermedad que hay que combatir.
El propio autor del comentario se "cura en salud" y señala que su posición puede ser la de un estúpido o considerada como tal.
Ustedes que piensan al respecto.
El egoísmo intelectual
"El estúpido padece
egoísmo intelectual. El estúpido es tosco y aun así fanfarrón. Niega la
complejidad y difunde su simplicidad de forma dogmática. Opina sobre todo como
si estuviese en posesión de la verdad absoluta. Es un ciego que se cree
clarividente".
COMENTARIO
Pienso que, en esta definición
está comprendida una buena parte de la humanidad, YO, el primero,
Sin embargo, también y al
mismo tiempo, considero que es una forma de "lavar el cerebro" a
quienes cuestionan, preguntan, opinan; Ser inteligente o que lo consideren
inteligente, es mucho mejor que el anonimato, el ostracismo y la estupidez que,
de pronto asumimos como una enfermedad que hay que combatir.
El propio autor del comentario
se "cura en salud" y señala que su posición puede ser la de un
estúpido o considerada como tal.
HE AQUÍ EL ARTÍCULO
COMPLETO
"Es peor que la
maldad": qué es la estupidez y dónde podemos encontrar un remedio para
ella
Antonio Fernández Vicente
The Conversation*
31 julio 2020
Demócrito de Abdera tenía una
mirada humorista de lo que entendía por estupidez.
Digámoslo así: todos cometemos
estupideces. Todos somos estúpidos en un grado mayor o menor. Una vida sin
tonterías sería demasiado aburrida, al fin y al cabo. Quizás, discurrir sobre
la estupidez sea también una soberana necedad. Pero…
COMENTARIO
“Todos somos ignorantes,
pero no todos ignoramos las mismas cosas”, tal vez, ante el abuso y la
prepotencia del PODER, sea bueno resaltar esta condición inevitable en el ser
humano.
Si la Humanidad se halla en un
estado deplorable, repleto de penurias, miseria y desdichas es por causa de la
estupidez generalizada, que conspira contra el bienestar y la felicidad.
¿Cuánto debería
preocuparnos la "estupidez artificial"?
La estupidez es la forma de
ser más dañina. Es peor aún que la maldad, porque al menos el malvado obtiene
algún beneficio para sí mismo, aunque sea a costa del perjuicio ajeno. Nos lo
decía el historiador Carlo Cipolla en la Tercera ley fundamental (ley de oro)
de la estupidez:
"Una persona estúpida es
una persona que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener,
al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio".
Llorar o reír
Ante la estupidez, podríamos
lamentarnos como hacía Heráclito respecto a la vana condición humana. Pero
resulta sin duda más reconfortante una mirada humorística, como la de Demócrito
de Abdera.
El filósofo Séneca precisaba
en su tratado "De la ira": "Uno reía nada más mover los pies y
sacarlos de casa, el otro, por el contrario, lloraba". Es lo que vemos
reflejado en el lienzo del pintor Johannes Paulus Moreelse: Demócrito, el
filósofo riente; Heráclito, el plañidero.
Michel de Montaigne señalaba
en sus "Ensayos" que prefería ese semblante risueño y burlón:
"Porque es más desdeñoso, y nos condena más que el otro, y me parece que
jamás podemos sufrir tanto desprecio como merecemos".
Ahora bien, ¿qué se puede
entender por estupidez?
Michel de Montaigne señalaba en sus "Ensayos"
que prefería ese semblante risueño y burlón.
"Es peor que la maldad": qué es la estupidez y
dónde podemos encontrar un remedio para ella
La estrechez mental
En 1866, el filósofo Johann
Erdmann definió la "forma nuclear de la estupidez". La estupidez se
refiere a la estrechez de miras. De ahí la palabra mentecato, privado de mente.
Estúpido es el que sólo tiene en cuenta un punto de vista: el suyo. Cuanto
más se multipliquen los puntos de vista, menor será la estupidez y mayor la
inteligencia.
COMENTARIO
Pensemos, estimados
amigos en el Diálogo, en la Política, en el ejercicio del Poder, pensemos en un
estado fallido como el Perú, también en covid-19 y en las acciones de la
persona que conduce o debiera conducir los destinos de aquellos que viven en su
territorio, apliquemos el enunciado que me he permitido resaltar en negritas:
Ahora, pensemos en las
diversas profesiones, cada una, aun las de Ciencias, deben tener multiplicidad
de posiciones frente a un mismo problema, POR ELLO es que hoy la humanidad alcanza
su notable desarrollo.
La persona que
administra el País, ha convocado a un “Pacto por el Perú”, donde la Secretaría
de este nuevo intento de diálogo la desempeñara el “Acuerdo Nacional” que
también fue, en su momento, invitación al diálogo, donde convergieron las más
diversas personalidades, no por su importancia en la vida de la Nación, sino
por los conocimientos que supuestamente se han “ganado a pulso”, es decir en “Pacto
por el Perú” estará poblado de cientos de posiciones sobre los temas que lo
convocan, y esta multiplicidad de ideas, todas, se reputan como la solución de
los problemas que nos está dejando “COVID-19”, entonces me pregunto: es una
multiplicidad de puntos de vista o la sumatoria de estúpidos con titulo de “notable
del País”, podremos esperar un mejor resultado que el “Acuerdo Nacional” que
hasta este momento y luego de varios años de existencia no ha parido ninguna idea. ES PROBABLE QUE
ROBERT MUSIL CITADO LÍNEAS ABAJO TENGA RAZÓN Y ME LA DE EN ESTE PUNTO, SI
ESTIMADOS SEÑORES LA ESTUPIDEZ NO ES, DESDE MI PERSPECTIVA, PATRIMONIO DEL
TOTALITARISMO, TAMBIÉN EN LOS PUEBLOS QUE DICEN PRACTICAR LA DEMOCRACIA Y NO
SON NMENTECATOS.
Es por ello que los griegos inventaron la palabra idiota: el que considera todo
desde su óptica personal. Juzga cualquier cosa como si su minúscula visión del
mundo fuera universal, la única defendible, válida e indiscutible.
El egoísmo intelectual
El estúpido padece egoísmo
intelectual. El estúpido es tosco y aun así fanfarrón. Niega la complejidad y
difunde su simplicidad de forma dogmática. Opina sobre todo como si estuviese
en posesión de la verdad absoluta. Es un ciego que se cree clarividente.
A través de la filosofía
tratamos de valorar otros puntos de vista. Luchamos contra el embrutecimiento.
Ampliamos horizontes y ponemos en cuestión nuestro comportamiento y manera de
pensar.
De esta forma se intenta
atenuar la estupidez: al ejercitar la duda y la autocrítica. Al dejar de
enfrascarnos en nuestra propia imagen, como ocurría en el mito de Narciso. El
estúpido está enamorado de sí mismo e ignora todo lo demás. Incluso lo
desprecia con autosuficiencia.
El totalitarismo de la
estupidez
En 1937, el poeta Robert
Musil retomó la cuestión sobre la estupidez. En pleno auge de corrientes
totalitarias, nos recordaba "la barbarización de las naciones, Estados y
grupos ideológicos".
Se intenta atenuar la
estupidez al ejercitar la duda y la autocrítica. Al dejar de enfrascarnos en
nuestra propia imagen, como ocurría en el mito de Narciso. El estúpido está
enamorado de sí mismo e ignora todo lo demás.
La estupidez se parece al
progreso, a la civilización. Brota no sólo de un "Yo" exacerbado,
sino de un "Nosotros" acrecentado y envanecido. La estulticia es
altamente contagiosa y se alimenta de grandes ideales difusos, de lugares
comunes, de proclamas simplistas: todo es negro o todo es blanco.
El único punto de vista
legítimo es el de un grupo social determinado, el de una facción concreta: la
nuestra. La estupidez se emparenta con la intolerancia y la ausencia de
diálogo. Es un hermetismo mental y gregario. Se expande mediante consignas
engreídas y sin fundamento, coreadas en un clamor colectivo esperpéntico.
La estupidez funcional
Todos en algún momento podemos
ser estúpidos ocasionales. Pero lo que distingue al obcecado funcional, según
Musil, es la incapacidad permanente para apreciar lo significativo. ¿Qué es
importante y qué no?
Las 3 poderosas habilidades
que manejan las personas con alta "inteligencia emocional" en el
trabajo (y cuál es la trampa más común que deben evitar)
En su presunción, el estúpido se
obstina con tozudez en lo baladí y accesorio. Es inepto a la hora de
jerarquizar prioridades. Como sugería Nietzsche, la estupidez más común
consiste en olvidar nuestro propósito.
Se trataría de discernir con
rigor y exactitud las complejidades de la vida. Pero las majaderías se
extienden con la rapidez del pánico. Podría decirse que hoy en día se viralizan
como la pólvora. Adivine usted a qué me refiero…
Ante la estupidez, podríamos
lamentarnos como hacía Heráclito respecto a la vana condición humana.
Uno de los remedios contra la
estupidez es la modestia. Así, es inteligente cuestionar lo que uno hace y
piensa. Quien vive en el "quizás" en lugar de en las afirmaciones
rotundas y contundentes, se aleja de las memeces. Quizás lo que creemos
inteligente no sea más que una sandez. Era la duda que planteaba Erasmo de
Rotterdam.
Y una buena cura de humildad
es la risa inteligente. De Aristófanes y Luciano de Samósata a Jonathan Swift,
Mark Twain o Groucho Marx, satirizar la estupidez de nuestra vida siempre es un
ejercicio de buen entendimiento. Nos hace ver que las convenciones sociales son
en muchos casos absurdas y lerdas.
La pregunta fundamental
Para concluir, quizás usted
dirija sus invectivas hacia ciertos grupos sociales o personas. Pero piense que
la estupidez puede afectar sin distinción a cualquier persona.
Hay estúpidos en la misma
proporción en todos los estratos económicos y culturales, corrientes políticas
y geografías. O incluso podría usted pensar que yo mismo adolezco de una
estupidez envanecida. Y no le faltaría razón.
Qué es el coeficiente de
adaptabilidad (AQ), la medida de "inteligencia" clave para encontrar
trabajo en el futuro
La cruzada contra la estupidez
está perdida de antemano. Decía Albert Camus en "La peste" que
"la estupidez siempre insiste".
Puede ser que tuviésemos que
formular cada cierto tiempo, como hacía el escritor Giovanni Papini, la
pregunta fundamental para acabar de una vez con la estupidez (al menos
funcional): ¿soy un imbécil?
"¿Y si estuviese
equivocado? ¿Si fuese uno de aquellos necios que toman las sugerencias por
inspiraciones, los deseos por hechos? […] Sé que soy un imbécil, advierto que
soy un idiota, y esto me diferencia de los idiotas absolutos y
satisfechos".
*Antonio Fernández Vicente es
profesor de teoría de la comunicación, Universidad de Castilla-La Mancha
Esta nota fue publicada en The
Conversation y reproducida aquí bajo la licencia Creative Commons. Haz clic
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