lunes, 20 de abril de 2020

"Recuerdan a García Pérez Alan, como si fuera ayer"


¿NO HAY QUE CELEBRAR SU MUERTE SAMARITANO?
La muerte de una de las personas más odiadas de todo el Perú, fue motivo suficiente para la masiva propagación de buenos samaritanos por doquier: “No celebremos su muerte”, “También era un ser humano”, “Piensen en su familia”, etc.
Creo que el cristianismo fue una de las mejores semillas para el nacimiento de la cultura occidental moderna. La esclavitud, así como la falta de compasión de los dioses paganos y el infanticidio; fueron eliminados gracias al cristianismo. ¿Y como nos podríamos olvidar del “Buen Samaritano” que se arraigó en todas nuestras mentes como un admirable ejemplo a seguir?
Sin embargo, me da asco que varias personas prostituyan este concepto solo para parecer “más cristianos” o “más compasivos”.
¿No siento pena por la familia de este delincuente?
Pues, sí. Aquel que dijo que la sangre es más densa que el agua se equivocó. Los hijos de Alan García tendrán que vivir con las consecuencias de las acciones de su padre. Si lo glorificarán o recordarán su memoria con cautela, no se sabrá si no en el futuro. Pero ellos no son su padre. Al menos no necesariamente.
Sin embargo, tratar de amilanar la bilis, que ahora es arrojada en Internet contra el pandillero este, con las frasesitas “cristianas”, ya mencionadas, es propio de una pose, cuyas raíces están profundamente enterradas en el falso samaritanismo.
El falso samaritano es aquel que lleva a cabo sus buenas acciones con una radiante sonrisa, a pesar de que estas en el fondo le disgusten. Cierto, el falso samaritano no comete delito alguno en sí. Simplemente es un mentiroso competente.
El verdadero samaritano en cambio, no tiene que sonreír mientras hace el bien, pues hacer el bien es muchas veces incómodo. Un buen samaritano ejerce de manera virtuosa el imperativo categórico de Kant. Quizá no sonría haciendo el bien, quizá no le guste lo que hace, y hasta quizá tenga que dar todo de sí para hacer el bien… pero, al fin y al cabo, lo hace porque es su deber. Porque su buena acción debería ser ejemplo universal.
El falso samaritano en cambio finge que le gusta hacer el bien y que no siente rencor ni nada. Hace el bien fingiendo placer. Como una prostituta que ejecuta bien sus expresiones faciales cuando el cliente se viene.
El falso samaritano escribe de manera “sensata”, “razonable”, y “empática” acerca de la muerte de Alan García. ¿Pero quien es Alan García?
Alan García no solo podría ser categorizado como otro polítiquero corrupto de los tantos que hay en América Latina. Este narcisista es responsable de la muerte de aproximadamente 140 personas si solo consideramos el Baguazo y la masacre de El Frontón.
No pretendo compararlo con Hitler, pues eso sería banalizar el genocidio de millones de personas. Ya muchos en Internet tienen tal falta de tacto. Yo paso en ese aspecto.
Sin embargo, Alan García fue un asesino. ¿Las sangre no les ha salpicado? Quizá porque están cómodamente en Lima. Hablen con alguien que haya vivido el Baguazo. Esas tragedias te cambian como persona. Para siempre.
Un verdadero samaritano le daría condolencias a los familiares, pues no olvidaría que alguna vez hubo un Alan García padre; pero TAMPOCO olvidaría que Alan García fue y será res publica. Su crímenes impactaron a todos los habitantes de un estado. Su egoísmo y auto-complacencia significó la desgracia de muchos. Alan García fue una MIERDA de PERSONA. Fue el American Psycho peruano, sin ninguna consideración respecto a los millones de ciudadanos de su país. Un verdadero samaritano escupiría con buena flema sobre la tumba de este sociópata, porque esas deberían ser las consecuencias de haber vivido y robado como el tío Alan. El buen samaritano escupiría quizá sin odio y sin pasión. Pero lo haría cumpliendo su deber cívico y para advertir a las generaciones venideras de jamás caer en deshonor.
“Pero, ¿quién eres tú para juzgarlo?”
¿Conocen esa frase? Esa es el sofisma típico del falso samaritano. Bajo esta premisa, nadie sobre la faz de la tierra debería ser juzgado, si no es por Dios, pues todos los humanos son seres imperfectos. Algo así como desechar una tonelada de plátanos solo porque uno está podrido y, ergo, todos los demás se encontrarían potencialmente en la misma condición.
Lamentablemente Dios no redacta las imperfectas constituciones ni las terrenales leyes humanas. ¿Por qué? Porque Dios está encima de ello.
Si Dios nos lo ha dejado más claro que el vodka, ¿a qué otra entidad superior le podríamos pedir que nos juzgue, a nosotros los humanos pecadores?
¿A Papa Noel? ¿O al reno marica de nariz roja?
Hasta que alguna entidad celestial se anime a estudiar derecho, nos tendremos que arreglar entre imperfectos. ¿Qué otra cosa podemos hacer?
Por último, me puedo hacer una idea de la vida que llevarán los hijos de Alan García. No sé nada de su vida privada. Es probable que García haya sido un buen padre y si tiene que ser juzgado por ello, de eso se encargarán sus familiares. Muchas veces los hijos de delincuentes tienen buenas memorias de sus padres. Tomen como ejemplo a los hijos de Richard Kuklinski, Pablo Escobar o Josef Mengele. Es posible ser un buen padre y al mismo tiempo ser una vil persona. El verdadero samaritano es inteligente y puede vivir con ambas realidades. Pero al fin y al cabo, las personas mencionadas, fueron eso: escoria. Si quieren mandar condolencias o hacerse los samaritanos, hablen de ambos lados de la moneda. Así como dicen abiertamente que hay que ser respetuosos por la vida privada del fallecido, también tienen que ser consecuentes y decir abiertamente lo que a claras luces es ineludible. Que Alan García fue un HIJO DE PUTA.
Hoy escupo en su tumba.
Radwulf
18/04/2019
ESTE ES MI PENSAMIENTO
El Presidente murió y todo aquel que sufrió, por sus decisiones, hace un año y más, no sólo celebraron su muerte, escupieron  su rostro, pasearon su cuerpo inerte por las calles y le siguieron escupiendo, se burlaron, su cuerpo cubierto de sangre fresca aun se agitaba como trapo por los tirones de  los que perdieron el juicio consumidos por el paroxismo, congelando cualquier vestigio de humanidad.

El  denigrante espectáculo que ofrecieron muestra a nuestra especie como la basura que somos, prueban la inmundicia en que nos convertimos por alcanzar el poder y el dinero, prueban también el odio que consumió a nuestra generación y que revive cuando el titiritero y odiador mayor, desea exhibir las consecuencias por oponerse a sus mandatos. todo lo bueno que hizo, hoy hace un año y más, recién y supongo que a baja voz se le reconoce.

Muamar el Gadafi es el muerto que hoy, como hace nueve años, espantado y bronco todavía, recuerdo con mucho dolor. Dolor que no siento, por ejemplo, por Carlos Boloña que ojalá este ardiendo en el infierno.

Me importa una viuda negra devorandp a quién primero adormeció, la opinión de los farsantes, mucho menos me importa sus torpes, asquerosas e interesadas conclusiones sobre religiosidad y la flema putrefacta que a borbotones expele después de haber tenido el pene de quien le pagara y  hoy escupe sobre su rostro por los intereses superiores que inspiran su fracaso.


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