En el aposento, el tálamo,
sobre él la lujuria , despertando
como Huracán los ojos
de
las ondas
sensuales del mar,
la pasión invade la
eterna belleza
de esa mujer lozana, tentadora
como ninguna.
El se esconde entre las sábanas
ella escucha los trinos del Ruiseñor,
el acaricia, con fuego recorriendo
sus venas, el terciopelo de la armonía
y la impiedad.
Él azota el alma de sus recuerdos,
ella esperará tiempos mejores.
25-01-2019
Guillermo Anderson Anderson
Lo derechos son del ser humano
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