Hace poco escribí “Juan Claudio
Lechin y las cavernas del pensamiento”, no sabía entonces quien era este
personaje, hoy al criticar su artículo
sé perfectamente quién es y que pasó por tiempos mejores.
Opinar sobre sus críticas al
Gobierno venezolano y su Presidente en particular no tiene sentido, puedo si
actualizarlo –extraño este asunto porqué es mi menor- respecto de algunos quehaceres mundanos en
sociedades donde reina el “esplendor democrático”, por ejemplo, los vídeos
virales (como le cortaron el cuello a un gato, o lo linda que se ve una osa
polar bañándose en una tina de hielo y un sinfín de virus mentales) la moda “life
fashion”, de qué color son los calzoncillos del futbolista que admira, y desde
luego la propaganda en los medios alentando el consumismo para la clase de
siempre e incitando a realizar cualquier “negocio” a quien no tiene para
pagarlas de suerte que pueda adquirirla y con ella "ascender" -jejeje!!- a la estúpida y racista “clase
vip” a la que sin duda Juan Claudio
Lechin apunta, lo que no sabe el torpe comprador
es: que su ascenso cuesta muchos pero muchos miles de objetos en permanente
cambio que identifican o identificarán a
la “clase vip”, que ansía en las
penumbras de su locura, la utilidad del cerebro es obviamente un enigma para esas
personas, representantes asalariados del poder que, en sociedades en constante
contubernio democrático y desenfreno moral, son la cuna terrorífica de la
desigualdad.
Juan Claudio Lechin tuvo tiempos
mejores sin duda alguna.
Comparto uno de los párrafos de
su artículo.
“En cada acto público, Maduro baila celebrando que nos hayamos cansado
de apoyar lo bueno, la libertad, la vida, la paz, al pueblo y que hayamos
vuelto al texting histérico, a los videos de chistes, de bebés que hacen
ternuras y perritos que hacen cabriolas. Maduro, el títere idiota, el
narcotraficante, el secuestrador, el genocida, celebra con rimbombo nuestra
ética inmoral, la banalidad del desentendido”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario