jueves, 15 de febrero de 2018

Patricia del Río y la falta de amor



Debo ser mayor que la linda señora Patricia del Río  cuando menos por treinta años (70 es mi edad), por tanto, he vivido épocas que la distinguida periodista sólo conoce por Historia.

En las décadas del 60 y hasta mediados de la del setenta, Lima, primero NO contaba con la explosión migrante interna (campo a la ciudad), los profesores de Educación Secundaria pública ¡¡ERAN PROFESORES DE PRIMER NIVEL!!, la educación privada estaba reservada a una muy exclusiva élite social que, jóvenes de la época, como este Abogado, ni siquiera imaginaban.

Ignoro los niveles educativos en el interior, asumo que en la Selva y Sierra esta era pobrísima por las enormes dificultades  para edificar colegios accesibles a la comunidad que hasta la efecha se manrtiene por falta de vías de comunicación adecuadas a la geografía del territorio.

La galantería del varón era otra cosa, la mariconada era mal vista PERO NADIE metía preso a un homosexual y si así hubiese sido, el asunto se manejaba con mucha reserva.

Existía como hasta hoy profundo desprecio por el peruano indígena y campesino con la diferencia que ahora el asunto es de ida y vuelta asolando nuestro endeble mestizaje.

Los empresarios cumplían las normas y las protestas sociales me eran ajenas, en 1960 tenía 12 años y en 1975 27, viví toda la época del Gobierno Revolucionario de las FF.AA. dirigido por el General Juan Velazco Alvarado, del que guardo la mayor esperanza como el fracaso de sus intenciones motivadas por peruanos viles persuadidos por el color y olor fétido del dinero.

Las personas en 1960 en general eran respetuosas del orden y se privilegiaba el conocimiento con programas como "Helen Curtis pregunta por 64, mil soles"

Fatalmente, como en el experimento de los ratones que vivían en paz en un cubículo/laberinto y perfecta armonía lentamente se fue descomponiendo conforme aumentaban el número de ratones, los limeños gracias al incesante bombardeo individualista creando una sociedad ficticia de "bienestar" vía el consumo, corrompió lo bueno que había heredado y EL AMOR DEJÓ DE SERLO, para convertirse en el famoso "cuanto tienes/cuanto vales".

Nos falta amor, sin duda, Y en mi concepto jamás se recuperará, más allá de palabras bonitas cargadas de profunda hipocresía.

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