jueves, 5 de enero de 2017

¡¡CAMBIEMOS Y REVOLUCIONEMOS NUESTRA SOCIEDAD!!

"Cuanto más estudiamos la cuestión, tanto más estaremos obligados  a afirmar que la sociedad, en sí, es responsable de las acciones antisociales cometido en medio de ella; y que ningún testigo, ninguna, cárcel y ningún  verdugo puede disminuir el número de tales hechos; solamente puede hacerlo una reorganización de la sociedad misma".


Piotr Kropotkin

¿Quién fue este señor?

Wikipedia nos ilustra de la siguiente manera (parte de su biografía):

Kropotkin nació en Moscú el 9 de diciembre de 1842, en el seno de una familia noble. Su padre, el príncipe Alekséi Petróvich Kropotkin, era dueño de grandes latifundios en tres provincias, y disponía de unos 1200 siervos. Por línea paterna su linaje se trazaba hasta los Rúrik; su madre, Yekaterina Nikoláievna Sulimá, era hija de un general ruso.

Por orden del zar Nicolás I, a los doce años ingresó en el Cuerpo de Pajes en San Petersburgo, la academia militar más selecta de Rusia, que suministraba al imperio sus asesores y funcionarios de élite. Si bien Kropotkin detestaba la disciplina militar de la escuela, su formación académica fue intensiva, recibiendo una educación racionalista y liberal,2 con un fuerte énfasis en las ciencias.3

¿Porqué traigo a colación el pensamiento que se le atribuye a este caballero?, porqué he leìdo un artículo del señor Martín Santivañez (conocido archifujimorista) qué sin darse cuenta o pensando en la lider de FP, pone el punto sobre las ies en el tema de la corrupción, lanzando un mensaje subliminal a la población para que volteen sus ojos hacia esa persona.

En mi opinión el señor Santivañez se equivoca si pensara como supongo, nuestra sociedad está podrida y no existe castigo (imagine el peor) que pueda erradicar la corrupción, solo la revolución podría lograrlo, pero no, por ejemplo, una que este dirigida por la señora Verónika Mendoza pues ella y quienes la acompañen sólo desean el poder, tanto que no les importaría convertir al Perú en un burdel de degenerados para sentarse en el sillón de la suerte, desean tanto el poder que usan el hambre y abandono del pueblo para prometer lo que los pobres quieren oir.

NECESITAMOS UNA REVOLUCIÓN DE VERDAD Y NO SÓLO DE IDEAS QUE SON LAS QUE MÁS INTERESAN, NECESITAMOS CAMBIAR LA SOCIEDAD, DARLE UN GIRO DE 360º,  meter presos a todos los corruptos sin excepción y en procesos sumarios ESTO ES LO QUE EL PERÚ NECESITA.

Comparto con ustedes el artículo del señor Santivañez:

Regeneración
​Hace cien años Víctor Andrés Belaunde pronunció su famoso discurso titulado “La crisis presente”
05 de Enero del 2017 - 05:37 Martín Santivañez
Hace cien años Víctor Andrés Belaunde pronunció su famoso discurso titulado “La crisis presente”. Para Belaunde, detrás de la crisis institucional, política y económica existía una crisis moral, ética. La crisis de valores era el origen de la decadencia republicana identificada por el joven profesor Belaunde en 1914. VAB tenía razón. Toda crisis institucional tiene un trasfondo ético. La corrupción sistémica que nos afecta está relacionada con la crisis moral que atraviesa nuestro país, una crisis endémica que emerge ante la debilidad de los principios. El lema de esta crisis es “plus ultra”, más, el máximo posible. El interés personal prima sobre el ideal colectivo. El corrupto siempre quiere más. Por eso, si buscamos derrotar a la corrupción, urge ir a la raíz del problema. Esta raíz está ligada a la destrucción de los valores que nos unen como país. Cuando el interés personal prima sobre el bien común, el Estado, como afirmó San Agustín, se convierte en una banda de ladrones. El águila de Hipona estaba en lo cierto. Cuando los valores colapsan, el Derecho deviene en una mera danza de formas inocuas y el Estado se transforma en una banda de lobistas. Así, la política se pervierte hasta el punto de alejar a los mejores y convocar a los peores. La regeneración del Perú pasa por el retorno a los valores y por el llamado a la vida pública (vocatio) de los mejores. Deben liderar qui in virtute intelectiva excedunt, es decir, los que sobresalen en la virtud de la inteligencia. Una meritocracia de la virtud. El liderazgo es siempre una cuestión de autoridad. Y para lograr la autoridad, es preciso practicar la virtud, también en la vida pública. Más que un problema de reglas de juego, esta es una crisis de jugadores, de actores, de personas. Por eso, la unión eficaz de la clase dirigente y del pueblo es la base para derrotar a la corrupción.
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Fuente: Diario Correo Edición digital del 05 de enero de 2017.

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