advierte desaparece como por
encanto, fue una bruja, una hechicera o simplemente una mujer chismosa, se
quedó con la duda.
Tal vez intentar escribir, se
preguntaba, sobre los ojos perversos de la señora más solicitada en los últimos
meses o del Alcalde de la ciudad, tan evidentes en el pincel de los
caricaturistas, no, serían simples conjeturas, elucubraciones propias o la
antojadiza opinión de enemigo gratuito, puede interpretarse así también.
La tarde lentamente perdía claridad, el tránsito nuevamente estaba
detenido, necesitaba un café y no entendía la urgencia, ¿los pensamientos
fluirían mejor?, y si fumase en Pipa un buen tabaco, ¿será sinónimo de la sabiduría del universo contenida en la
diestra, con el índice sobre la sien?,
La muerte por hambre de millones
de niños estremece el alma, sin embargo, ¿valdría la pena escribir sobre un
tema que nadie leerá? y si lo hacen soportarán la mitad del argumento o de la
realidad contenida en él y después ¿qué?
La rutina los absorbería y la vida da vida al olvido.
El Diario o los diarios son la
solución pensó, coge el de su escritorio,
¿la foto de la Portada? el rostro de un hombre con los ojos de Tiburón dispuesto a devorar el Mundo. En el
interior crímenes, corrupción, peticiones, no, no vale la pena escribir del
poder sino se está en capacidad de enfrentarlo.
Ve a través de su ventana a un
hombre trabajando en lo alto de un poste entre la maraña de cables en él instalados,
es un trabajo, el mismo de Adrián, su sobrino, hace apenas unos días le dio la
mayor alegría a sus padres ingresó a la
Universidad, ¿A cuál al unísono ambos le preguntaron? A la Nacional por
supuesto contestó.
Adrián estaba casado y tenía dos
hijos, ingresó para estudiar ingeniería electrónica muy afín con su actual
empleo, Mara, su esposa, resultó ser invalorable apoyo lo esperaba hasta altas
horas de la noche luego de acostar a sus dos pequeños de 4 y 2 años de edad,
ambos varoncitos, para servirle el
almuerzo convertido en cena y verlo disfrutar y charlar unos minutos pues ella
también estaba muy cansada, Adrián confiaba en el futuro, mucho más en la
fuerza indomable de su mujer.
Muy importante para él fue el
préstamo que le dio la empresa de telefonía donde colaboraba, pudo comprar
varios artefactos facilitando las tareas
hogareñas y las suyas mismas cuando ayudaba
los fines de semana.
Le iría bien, muy bien, mientras veía como retiraban
la escalera indispensable para llegar tan alto y corregir la falla si acaso
existió.
Su esposa no volvió a despertar,
miró su reloj, dos horas y media adicionales habían transcurrido y no tenía el
tema de su apuesta a ganador, mañana continúo se dijo, muy desanimado por la
falta de ideas, impresionar al jurado es
el secreto, más, esa mañana no llegaría para él.
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