sábado, 17 de junio de 2017

EL CUENTO DE LAS MIL PALABRAS (parte final)

advierte desaparece como por encanto, fue una bruja, una hechicera o simplemente una mujer chismosa, se quedó con la duda.

Tal vez intentar escribir, se preguntaba, sobre los ojos perversos de la señora más solicitada en los últimos meses o del Alcalde de la ciudad, tan evidentes en el pincel de los caricaturistas, no, serían simples conjeturas, elucubraciones propias o la antojadiza opinión de enemigo gratuito, puede interpretarse así también.

La tarde lentamente perdía  claridad, el tránsito nuevamente estaba detenido, necesitaba un café y no entendía la urgencia, ¿los pensamientos fluirían mejor?, y si fumase en Pipa un buen tabaco, ¿será sinónimo de  la sabiduría del universo contenida en la diestra, con el índice sobre la sien?,

La muerte por hambre de millones de niños estremece el alma, sin embargo, ¿valdría la pena escribir sobre un tema que nadie leerá? y si lo hacen soportarán la mitad del argumento o de la realidad contenida en él y después ¿qué?  La rutina los absorbería y la vida da vida al olvido.

El Diario o los diarios son la solución pensó, coge el  de su escritorio, ¿la foto de la Portada? el rostro de un hombre con los ojos de  Tiburón dispuesto a devorar el Mundo. En el interior crímenes, corrupción, peticiones, no, no vale la pena escribir del poder sino se está en capacidad de enfrentarlo.

Ve a través de su ventana a un hombre trabajando en lo alto de un poste entre la maraña de cables en él instalados, es un trabajo, el mismo de Adrián, su sobrino, hace apenas unos días le dio la mayor alegría a sus padres  ingresó a la Universidad, ¿A cuál al unísono ambos le preguntaron? A la Nacional por supuesto contestó.

Adrián estaba casado y tenía dos hijos, ingresó para estudiar ingeniería electrónica muy afín con su actual empleo, Mara, su esposa, resultó ser invalorable apoyo lo esperaba hasta altas horas de la noche luego de acostar a sus dos pequeños de 4 y 2 años de edad, ambos varoncitos,  para servirle el almuerzo convertido en cena y verlo disfrutar y charlar unos minutos pues ella también estaba muy cansada, Adrián confiaba en el futuro, mucho más en la fuerza indomable de su mujer.

Muy importante para él  fue  el préstamo que le dio la empresa de telefonía donde colaboraba, pudo comprar varios artefactos  facilitando las tareas hogareñas y las suyas mismas cuando  ayudaba los fines de semana.

Le iría  bien, muy bien, mientras veía como retiraban la escalera indispensable para llegar tan alto y corregir la falla si acaso existió.

Su esposa no volvió a despertar, miró su reloj, dos horas y media adicionales habían transcurrido y no tenía el tema de su apuesta a ganador,   mañana continúo se dijo, muy desanimado por la falta de ideas, impresionar al jurado  es el secreto, más, esa mañana no llegaría para él.



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