https://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/hortelanos-republicanos-instituciones-peru-alberto-vergara-noticia-536177
Gran artículo de análisis. Al terminar su lectura he pensado que, si la realidad actual es sólo hacer dinero -criterio que comparto-no interesa la "democracia" a la que el lucro ha pasado por encima postergando cargas sociales que perjudican la "productividad" tal como la presenta en su editorial de hoy (15-07-2018) el decano de la prensa nacional.
En consecuencia, como no estamos para discutir si "democráticamente" rescatamos al País mejorando sus instituciones, no el huevo visto externamente, sino lo que tiene dentro,es un empeño no práctico.
Estimo que, solo nos queda la REVOLUCIÓN POPULAR para darle a los ricos mucho de su propia medicina, tal vez podamos refundar la Nación disminuyendo sustancialmente la desigualdad terrorista que vivimos..
Bien, el tema es saber si el pueblo realmente quiere cambiar o la política del hortelano, sin ley ni control lo subyuga más, preciso que el sector de los ciudadanos que se encuentran en ese dilema no es la mayoría pero puede resultar un enorme escollo para lograr la unidad que una REVOLUCIÓN POPULAR exige, veamos:
Las invasiones, en puridad un asalto y robo al Estado y particulares, se realizan por familias extendidas (Papá, Mamá, hijos, hermanos cuñados, sobrinos) muchas por la pobreza y estado de necesidad de los invasores, otras por espíritu de lucro.
Hay distritos creados gracias a las invasiones, de suerte que, los "nuevos posesionarios" se conocen entre sí por el vínculo familiar o por la amistad que crece para defender lo que se ha robado aunque el término les desagrade a estos compatriotas.
Pero como las invasiones son alentadas por seres repugnantes conocidos como "traficantes de tierras", consolidada la invasión esos delincuentes transfieren a terceros su "patrimonio" mal habido; Lo nuevos compradores y "propietarios" pueden pertenecer a personas del mismo nivel económico y social o ser "extraños", de estos últimos algunos podrán integrarse a la comunidad totalmente, otros en parte y un tercer grupo que nunca se adaptará por diversas razones, sin embargo, se puede vivir con ello. Son las mujeres las que se encargan de averiguar la vida de estas personas, por algo será.
Ahora bien, asentada la comunidad la mayoría de sus integrantes se conocen y disfrutan de sus usos y costumbres, pueden ser pequeños comerciantes, desde una tienda de abarrotes a negocios más complejos. Los extraños no integrados deben por la ley del menor esfuerzo, convertirse en "clientes" generalmente de las pequeñas tiendas que, es otro canal de averiguaciones, les contaré una historia real que grafica el desprecio por la verdad y el entendimiento sano entre personas.
Una extraña se convierte en cliente de una señora propietaria de una tienda de abarrotes al punto que le concede crédito desarrollándose a lo largo del tiempo una relación de confianza recíproca.
Pero la extraña no comparte, a veces, algunos excesos (pequeños) en el precio de los productos llegando al punto que, la propietaria de la tienda prefiere perderla como clienta que seguir soportando sus reclamos, la extraña no se incomoda y cambia de proveedor, otra mujer cuya tienda queda más cerca de su domicilio, la relación en su primera semana es distante, se vende y se paga, al final de la semana la extraña le reclama a la mujer porqué le cobra un sol más en un producto cuyo precio es inferior en esa cantidad en las demás tiendas e incluso supermercados donde inclusive es menor en centavos al común costo.
La nueva proveedora le dice a la extraña, la utilidad que tengo es insuficiente para mis necesidades "si me vienes con precios ya no te voy a vender", la extraña decide no volver a comprarle, puede ir al mercado que está cinco minutos en motocarro o cruzar la pista y comprar también a otra mujer, inclusive ir al Supermercado que le demanda tiempo y cuatro soles en pasajes pero si compra, para toda la semana, el gasto extra está más que justificado.
La respuesta de la mujer "si me vienes con precios no te voy a vender más" además de ser torpe, desagradable y carente de toda lógica, nos revela el grado de comunicación entre la primera propietaria y esta mujer que, además, es digna representante de la política del hortelano, el lucro es su divisa, no hay ley ni respeto, ni valores.
¿Terminará la extraña comprando únicamente en el Supermercado? donde todos son extraños e iguales al mismo tiempo por la necesidad que los convoca. Es otra historia que podría estar por comenzar.
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