sábado, 11 de marzo de 2023

DYLAN J. PEREYRA- LA NUEVA MORAL Y LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

 

Este joven venezolano que, no debe llegar aun a los 35 años, es prueba, en mi concepto, decisiva de lo que puedan lograr jóvenes como él  poniendo empeño en los estudios de la profesión, arte u oficio que  más les guste.

También debo decir que,  es el prototipo de lo que el poder necesita y en el que está dispuesto a invertir para garantizar la continuidad del futuro de sus intereses, naturalmente.

El presente artículo, excelente recorrido por la historia del desarrollo de la humanidad,. merece una segunda columna pues no aborda ni se expande en el concepto de la IA de la que sólo extrae, por decirlo de alguna manera, preguntas que no pueden responderse  con los antecedentes que contiene la columna, porque la IA es una revolución cuyo futuro puede cambiar la vida para bien o destruirla para siempre, no estamos  frente a una revolución de las que cambiaron la relación de la fuerza laboral con el Capital, la IA es una Revolución aun impredecible.

Por otro lado, traigo a mi memoria el más reciente artículo del señor Ricardo FALLA CARRILLO sobre reescribir la historia en función a los valores actuales de la sociedad que, para alguien  nuestra era es la cumbre de  y cito:

"Esta horrorosa desmesura cancelatoria se presenta como el clímax del positivismo en su versión más primaria. Porque se considera que los humanos de esta época hemos alcanzado la mayor superioridad moral posible, a tal punto que estamos legitimados a juzgar a todas las épocas y a todos sus productos culturales. Y desde esa posición, rediseñar nuestra herencia civilizatoria en función de lo que hoy somos".

No puedo estar de acuerdo con la cita precedente, mas, la pregunta que  debe estar en la punta de la lengua de todos ustedes, ¿Para que traes a colación, esta visión tan apocalíptica del futuro del que ya podemos formarnos una idea por prosaica que fuese?

Pues, porque, si hoy con el mayor desenfado posible discutimos el DERECHO DE MATAR que exigen la mujeres o que en el Colegio les enseñen a nuestros hijos que la homosexualidad es una opción tan buena como  la de ser el niño o niña que en la circunstancia es, cuando asistimos a reconocimientos, en diplomas, menciones honrosas con la flema de un ciudadano inglés y la hipocresía propia de peruanos ruines y viles DECLARANDO , insisto en esta acción,  DEFENDER A LA MUJER VÍCTIMA DE VIOLENCIA, cuando lo único que no hacen es defenderla y son las autoridades las que promueven estos reconocimientos que avergüenzan a nuestra especie.

Ahhhh, muy bien, pensarán y que tiene que ver con el desarrollo de la IA insistirán, 

Nadie puede saber que sucederá con ella de aquí en diez o veinte años, lo que si sabemos es que con la máquina no se pueden discutir, nuestras alternativas NO pueden ser procesadas, por ahora, por las supercomputadoras, como el ChatGPT más, cuando  podamos discutir ideas, protocolos, análisis, o la conducta humana, sabremos lo que nos esperará si no nos detenemos, algo de esto ya existe en el Ajedrez, programas como Stokfish o el monumental Alphazero, tienen todas las respuestas, paro la vida NO nuestro cuerpo que resulta ser un espacio finito, es más compleja que el Ajedrez aunque se le parezca tanto.

Nuestra era es la de las sorpresa y el consentimiento a todo aquello que en el pasado regía la ética y la moral de mujeres y hombres.

Es posible que el movimiento "woke" al que, eventualmente,  se sumaría la IA, en un futuro mediato, obras como "Mujercitas" serían prohibidas y otras como "Frankestein"  una posibilidad para realizar.

Leamos amigos el articulo y pensemos, mientras lo hacemos en el talento humano que, por ordenes del poder,  seguirá en el limbo de saber leer y poder entender lo que se lee.

Revolución Industrial e Inteligencia Artificial

 

Con las nuevas tecnologías, se planteaba una Cuarta Revolución Industrial en nuestro siglo, que se ha sumado con la llegada y el desarrollo acelerado de la Inteligencia Artificial en una Industria 5.0 donde será necesario reflexionar...

 

  • DYLAN J. PEREIRA

11/03/2023 05:00 am

La Primera Revolución Industrial marca un hito en la humanidad a una escala multidimensional; tuvo un impacto económico, tecnológico, social, cultural, político, moral, filosófico; significó un punto de quiebre respecto al Antiguo Régimen marcado por el feudalismo, relaciones sociales de vasallaje, jerárquicas, de alta influencia eclesiástica, de espíritu monárquico-hereditario, estático, y avanzamos a lo que Marx clasificaría “un nuevo modo de producción” el capitalista, sustentado en un hombre antropocentrista, cegado por la luz de la razón, que se sabe dueño de la verdad a través de la razón, que domina con sus logros técnicos-científicos el mundo, inspirado y guiado por la idea de “Progreso.”

Con las innovaciones tecnológicas de finales del S.XVIII, y S.XIX una sociedad regida por una “sólida fe en el progreso”, ansiosa de expandir “los límites de la acción racional y la racionalización” como más tarde expondría Weber; basada en una ética del dominio de la naturaleza y del hombre como lo acusan Marcuse y Habermas, este último califica a la ciencia y la técnica como ideología; con una reforma total de las formas de producción y distribución, bajo la premisa de la máxima productividad al menor costo posible, conjunto a las ideas de Smith y Ricardo, da paso a un nuevo orden económico mundial, a saber el capitalismo de libre competencia. Para la existencia de este modelo económico la acumulación de capitales y la búsqueda de soluciones tecnológicas era fundamental.

A medida que se desarrollaba el proceso de industrialización, con el aumento constante de la demanda, motivado en parte por un crecimiento demográfico exponencial y un período de relativa paz, acompañada por la ambición de alcanzar nuevos picos en la producción, el desarrollo de las industrias, desde la compra de los terrenos, la construcción de las infraestructuras, la compra de maquinaria (inicialmente movida por el vapor de agua, y posteriormente por el carbón hasta llegar a los hidrocarburos y la electricidad) así como de la adquisición de materias primas para la producción ya sea de bienes y servicios intermedios o bienes y servicios de consumo final requería de una gran suma de capital que financiera todo lo anterior.

Ahora bien, para que este modelo capitalista de libre competencia comenzara y prosiguiese su desarrollo era esencial que la ciencia y la tecnología acompañaran el ritmo de demanda; autores como Marcuse, Habermas o el propio Marx, sustentan esta aseveración. La ciencia y las constantes mejoras en la técnica, que, siguiendo la visión hegeliana, eran fruto de la humanidad en su totalidad, es decir, la configuración de la máquina de vapor de Watt por ejemplo implicaba los conocimientos desde Euclides en la Antigua Grecia hasta Sir Newton, tenían un reto fundamental, maximizar y optimizar los niveles de producción; la proliferación tecnológica poseía un fuerte impacto socio-político que allanaba el terreno para el desarrollo de la “libre competencia”.

En la Inglaterra victoriana ya había señales de preocupación sobre la acelerada proliferación de la tecnología en comparación con los medios políticos para poder controlarla y las inconsistentes velocidades en el desarrollo e implementación de las nuevas tecnologías respecto al hecho social, que promovieron profundas desigualdades sociales, dividiendo la sociedad entre ricos y proletarios.

Adentrados ya en el S. XIX, aquel movimiento primigenio de aceleración económica, masificación de la producción, ampliación de los ámbitos de la acción racional según el criterio weberiano, ungido ya como el nuevo credo y la nueva cosmovisión cruzó el Estrecho de la Mancha, y se adentró en el continente europeo, cruzando en breve el atlántico instalándose en el Nuevo Mundo, concretamente en Estados Unidos.

Décadas después al introducir el petróleo la geopolítica mundial dio un giro radical de 180°, y lo que a principios del XIX, cuando “el petróleo todavía se consideraba simplemente una cura contra las lombrices, la sordera, el dolor de muelas y la hidropesía” como cuenta Sonia Shah en el libro Crudo, guiaba a Europa y a Estados Unidos al cénit de la cultura europea, de la cultura occidental, y de su civilización en el mundo. Nos encontrábamos en el apogeo de la Segunda Revolución Industrial.

En este período puede advertirse un giro en los comportamientos socioeconómicos muy significativo. Se alcanzó el mayor grado de expansión del sistema productivo y la economía, los grupos de interés se convirtieron en un influyente grupo de interés, y en una nueva arma política.

La gran rivalidad por la supremacía continental se estableció, sobre todo entre Gran Bretaña, que ya no era el epicentro global, y el dinámico Imperio Alemán que conjunto a los Estados Unidos se posicionaban como los grandes centros políticos, económicos y sociales del mundo.

Jeremy Rifkin plantea una Tercera Revolcuión Industrial basada fundamentalmente en la transición hacia energías 100% renovables, la producción de hidrógeno verde, las construcciones y ciudades inteligentes así como la vinculación al término del profesor Castells “Sociedad de la información” dadas las nuevas tecnologías de la información y la comunicación

Con las nuevas tecnologías, se planteaba una Cuarta Revolución Industrial en nuestro siglo, que se ha sumado con la llegada y el desarrollo acelerado de la Inteligencia Artificial en una Industria 5.0 donde será necesario reflexionar no sólo sobre los retos para el hombre, sus implicaciones socioeconómicas y políticas para el mundo contemporáneo sino la preservación del pensamiento crítico, y salvaguardo de la dignidad humana, ante vertiginosas vorágines de cambio radical que impactarán el curso de la historia.

Dylanjpereira01@gmail.com

 

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