El Cardenal está todavía entre
los vivos, Luzbel y su reino lo están esperando.
Hoy, sábado 31 de marzo de 2018,
lo escuché en sus “Diálogos de Fe”, al oírlo
hablar de humildad, vergüenza, “voltear la página” con ejemplos de orden
familiar o amical, sentí asco e infinita
pena por los crédulos que dan valor a Lucifer con sotana, estos principescos
personajes –Cipriani y su corte- que sostienen representan a DIOS, pasan por la tierra para joder a los pobres y
miserables, alimentando lo que hoy no es ni por asomo el alma noble y generosa
de antaño, demonios como Cipriani se han encargado de ennegrecerlas día por
día, año tras año, ¡¡POR CENTURIAS!!, aun así, siendo unos canallas o quizás
por serlo, piensan en la rectitud, honestidad y lealtad de un sujeto
maquiavélico como Juan Luís Cipriani.
Le voy a pedir a este Belcebú
atormentado por seguir vivo todavía que, reciba a las mujeres que quieren tener
el derecho de matar, a los homosexuales que aspiran a ser lo que jamás serán y
a Marilú “sonrisitas” Martens que está desesperada porque se enseñe el
significado de “identidad de género”, Y LOS PERDONE en nombre de su amo, “QUE VOLTEE LA
PÁGINA”, PARA QUE ESAS PERSONAS A PARTIR DE MAÑANA profundicen poniendo en
práctica las degeneraciones que defienden y al cabo de unos años cuando
Cipriani esté donde siempre ha deseado estar LE PIDAN PERDÓN al nuevo
representante del Demonio por sus prácticas y
que B’aal los perdone y “VOLTEE LA PÁGINA” y así mientras el Mundo este
habitado. Y que de pasadita me perdone por decirle lo que él significa para mí.
DIOS no tiene representantes,
DIOS ES TODO PODEROSO, tanto que su hijo hecho hombre dirije sus últimas palabras a DIOS, su Padre y creador: “PADRE PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN
LO QUE HACEN”.
Juan Luís Cipriani habló de
voltear la página y de perdonar NI UNA SOLA PALABRA PARA QUE EL PERDÓN LLEVE
IMPLÍCITA LA RECTIFICACIÓN, NI SIQUIERA MENCIONÓ EL HAMBRE, LA MISERIA Y EL
OLVIDO QUE EL SER HUMANO SOPORTA POR LA ANGURRIA Y LA AMBICIÓN DE LA CLASE A LA
QUE ESTE DIABLO PERTENECE.
Dios mío, estoy llorando el ser que vivo;
Dios mío, estoy llorando el ser que vivo;
me pesa haber tomádote tu pan;
pero este pobre barro
pensativo
no es costra fermentada en tu
costado:
¡tú no tienes Marías que se
van!
Dios mío, si tú hubieras sido
hombre,
hoy supieras ser Dios;
pero tú, que estuviste siempre
bien,
no sientes nada de tu
creación.
Y el hombre sí te sufre: ¡el
Dios es él!
Extraído de “Los
Dados eternos”
César Vallejo.
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