No deseo comentar las “metidas de
pata” que a juicio de Alfredo Bullard ha realizado el Indecopi en el asunto de
los cinemas con comida a gusto del dueño, es decir, del cine, y como es el de
la idea nadie puede obligarlo a vender otra cosa menos aun a permitir que le
saboteen la idea. Si no les gusta vayan a otro cine, “libertad de empresa”
alega Bullard en defensa de sus engreídos.
La pregunta es sí, los amantes
del sétimo arte tienen respecto de los cines, NO de las películas donde
escoger. La respuesta es NO, podría equivocarme hace muchos años que no voy al Cine, pero lo dudo.
Finalmente la idea en el fondo no
es original es una elegante forma de robarle al ciudadano utilizando
maquiavélicos procedimientos entre el prestador del servicio principal y sus
proveedores del secundario, amén de DISCRIMINAR en función de la plata que cada
quién está dispuesto a gastar para exhibir y presumir de su posición en la sociedad.
Eso es todo, DISCRIMINACIÓN a la
inversa y han utilizado argumentos tan estúpidos que sólo confirman la
DISCRIMINACIÓN que les atraviesa sus
huesos, como que de la noche a la mañana un señor o señora o niño o niña que
antes de la disposición del Indecopi comía los productos ofrecidos, empezaría a
llevar su arroz con bistec a lo pobre y que deberían utilizar más recursos para
limpiar el desastre que dejarían sus clientes en las salas de proyección y no
sólo de residuos del bistec sino de los mismos productos que expenden pero que
el cliente llevaría desde su casa o compraría en la esquina del Cine
(seguramente desde hoy esas esquinas estarán resguardadas por corpulentos
vigilantes y sus Doberman o Rotweiler) es decir, sufriría una transformación y
de un hombre común y decente se convertiría en un monstruo de suciedad.
Alfredo Bullard jamás se
convertiría en un monstruo porque
frecuenta las “salas prime” jajajajaja, en este País de mierda se DISCRIMINA hasta con las palabras,
pobres diablos ojalá pronto se les acabe su petulante actitud.
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