La muerte es ese estadío en el
que la vida no puede ejercer diferencia alguna entre las personas, Alfredo
Bullard, la señora McEvoy o este Abogado volveremos al polvo del cual venimos o
devorados por los gusanos con el mismo resultado.
Alfredo Bullard escribe una nota
muy sentida sobre la muerte de Jorge Villanueva* que, dicho sea de paso, sirvió
para la puesta en escena de su complicada vida, ignoro el resultado económico
del esfuerzo, asumo no obstante que, dada
la naturaleza del peruana medio de disfrutar de las miserias humanas para
horrorizarse de lo que se hizo o dejó de hacer cualquiera sea la desgracia de
la que somos testigos o invitados como la obra teatral ya referida, haya
satisfecho la iniciativa de mostrarnos quién fue Jorge Villanueva *.
El fin de Alfredo Bullard como en
todos sus artículos es, luego de ponernos en contacto con ciertas
circunstancias, evidenciar su pensamiento que, el día de hoy sábado 03 de junio
de 2017, es lo injusta y hasta “criminal” que puede ser la
pena de muerte.
Convengo “prima facie” que la
pena de muerte sólo podría aplicarse si el delito y su autor (delincuente) fue
probado e identificado el criminal respectivamente sin la menor duda, de hecho
el único delito que merece se establezca la pena de muerte para mí, obviamente,
es la violación de niñas o niños menores de once años de edad seguidas de
muerte y el hecho que pueda aplicarse a un inocente es un riesgo que debemos
correr y tal vez esta posibilidad en la práctica contribuya a reducir
hechos tan malévolos.
En cuanto a Faustino Sánchez
Carrión, ningún héroe mucho menos un patriota hasta nuestros días ha ido más allá
de la escuela en que su vida y obra es estudiada. Sin duda alguna en
profesionales como la señora McEvoy seguirán vivos pero que yo sepa no existen
muchas como ella en el Perú, por tanto,
la política o más bien la democracia rastrera que se practica y se ha
practicado en nuestro País incluso en épocas como las de Sánchez Carrión, no augura en los años por venir la paz que el
desarrollo de una Nación demanda.
· *Conocido como el “Monstruo de Armendariz”.
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