“Internet y el pequeño universo
ilusorio que genera en sí es, pues, un campo lleno de peligros y oportunidades.
Es un área de aparente libertad de expresión y denuncia. Sin embargo, es
también el área en donde corremos constantemente el peligro de dejar de pensar
por nosotros mismos y llevarnos por la emoción. Se trata del espacio en el que
la ilusión del libre pensamiento contrasta con el peligro del miedo a opinar
distinto, a expresar nuestro modo de sentir con temor al rechazo masivo o a
seguir cómodamente la ideología de “los buenos” sin cuestionarla”.
Comparto con ustedes uno de los
últimos párrafos del columnista y apoyándome en él, sin olvidar lo que antes y
después escribe, pregunto: ¿Puede el varón discrepar del movimiento “contra la
violencia hacia la mujer?, si discrepo seré mal visto, ¿un machista repulsivo?,
si estoy en contra del aborto cualquiera fuese su causal, ¿seré un retrógrado
incapaz de comprender el dolor imborrable de una violación seguida de embarazo
y el pedido ¡maten al feto,! ¡maten al feto!?, deberé opinar como esta nueva
cultura de libertades irrefrenables POR MIEDO
a ser mal visto?. ¿No podré opinar centrando el debate de la “violencia
contra la mujer”,argumentando que las causas no son machistas sino producto de
una sociedad sin sentimiento, profundamente desigual, abusiva, sin piedad,
desordenada, irrespetuosa? O alegar si fuéramos una sociedad “moderna” pedir
que las mujeres no anden semidesnudas, pues al hacerlo demuestran su total
ignorancia sobre la siquis perseguidora del varón o las féminas se exhiben para
otras mujeres únicamente y preguntar si las mujeres son todas iguales o algunas son más iguales que otras?. ¿O debo
ser como los gallos en la granja sometido al poder de unos cerdos malditos?.
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