Con estas manos antiguas
como el tiempo que me has
regalado, desde aquella tarde
vestida de azul, me ofreciste
tu alegría a cambio de la
austeridad marcada de noches,
tan noches como las broncíneas
manos de mi padre.
Con estas manos de telùrica agonìa
no descansan aun en su bùsqueda tenaz
de placeres idos y la tibieza del amor
compartido en tu regazo.
Ah, insensato y torpe
he sido
no cumplì tus màs caros anhelos
sabiendo que sacrificabas el festìn
de la abundancia para saciarte de mì
y no terminas aun ese compromiso.
Con estas manos deseo hoy
acariciarte toda aunque me regañes
y me digas ¡mañoso, serà mejor que
laves los platos!
Josè Guiillermo Anderson Anderson
28 de Setiembre de 2020
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