Fundación BBVA Continental está
con Gilmar Gavancho Valenzuela.
Ayer a las 15:09 ·
Yo tampoco
Una docena de amigos escritores
se reúne a almorzar en un restaurante de Miraflores. Se toman una foto. Más
tarde, uno de los comensales cuelga la imagen en su muro de Facebook. Los
comentarios no tardan en aparecer. Todos positivos, salvo el de dos mujeres que
objetan la ausencia de escritoras en esa imagen. La aclaración llega pronto por
parte del titular del muro: se trata de una reunión informal, no de un congreso
literario. Las comentaristas no parecen satisfechas con la respuesta.
El solo hecho de que hoy para
alguien resulte machista, inadecuado o criticable que un puñado de hombres se
junte a comer, o a lo que sea, es el triste indicador de que en la lucha por
erradicar la desigualdad y la violencia de género —lucha imprescindible, dicho
sea de paso— se ha llegado al extremo de confundir firmeza con intolerancia.
Como hombre perteneciente a una
cierta generación, apoyo las causas feministas de inclusión, aplaudo sus
conquistas, y trato de aportar lo mío luchando contra los vicios y taras que ha
dejado en mí la huella patriarcal de mi educación social-familiar. Sin embargo,
me preocupa que para visibilizar el evidente problema de la postergación de la
mujer en la sociedad se eche mano de discursos radicales que, en el fondo, son
muy parecidos al autoritarismo que dicen combatir. Una cosa es denunciar con
justicia la discriminación o el acoso sexual y otra, muy distinta, considerar
agresivo o invasivo casi cualquier gesto masculino de aproximación, o crear la
ilusión gravísima de que mujeres y hombres somos, después de todo, adversarios.
Hay lugares donde se ha empezado
a poner los puntos sobre las íes con tal de dejar en claro que la indignación
femenina no puede ser jamás monopolio del fanatismo. Francia es un caso. El
martes pasado un centenar de mujeres francesas, entre artistas e intelectuales,
difundió un manifiesto —en las páginas de Le Monde— en contra del «puritanismo
sexual» que, según ellas, se ha desatado en el mundo a raíz del caso Weinstein
en Hollywood. En su carta abierta señalan, por ejemplo, que «la violación es un
crimen, pero la seducción insistente o torpe no es un delito, ni la galantería
una agresión machista».
Las firmantes aclaran que sí era
necesario acabar con el abuso de poder que ciertos hombres han venido
ejerciendo en sus puestos de trabajo —y en ese sentido respaldan las denuncias
de cientos de mujeres que han sido víctimas reales de hostigamiento—, pero a la
vez reprueban esta nueva justicia expeditiva que sanciona a hombres que son
«obligados a dimitir por haber tocado una rodilla, intentado dar un beso,
hablado de cosas íntimas en una cena profesional o enviado mensajes con
connotaciones sexuales a una mujer que no sentía una atracción recíproca».
También critican que las
denunciantes de violencia sexual consideren «traidoras» o «cómplices» a las
mujeres que prefieren guardar silencio respecto de sus propias experiencias o
que deciden no plegarse públicamente a movimientos del tipo #MeToo (Yo También)
o #Balancetonporc (Denuncia a tu cerdo). Es lamentable, dicen, que se haya
convertido a las mujeres en «pobres indefensas bajo el control de demonios
falócratas». Una de las intelectuales que ha suscrito tan polémico documento es
la escritora Abnousse Shalmani, quien hace unos meses publicó en un semanario
francés una columna opinando que «el feminismo se ha convertido en un
estalinismo con todo su arsenal: acusación, ostracismo, condena».
El debate está abierto: ¿se están
desnaturalizando las relaciones entre hombres y mujeres por causa de la acción
de agitadoras extremistas? ¿es el feminismo radical el único feminismo posible?
¿es machista oponerse a él? ¿cuándo es que las miradas son acogedoras y cuándo
hostiles? ¿cuándo estoy siendo galante con una mujer y cuándo invasivo? ¿hay
que esperar el descargo del denunciado o hay que respaldar la denuncia sin
darle chance de dar su testimonio de parte? ¿toda lucha minoritaria es
anárquica?
Preguntar es la mejor manera de
atisbar la verdad, si acaso esta existe en un ámbito tan sensible como este. En
mi caso, también es una forma de admitir mi confusión una vez que las certezas
han comenzado a perderse.
#PensemosBien
Página de Renato Cisneros (RC)
La imagen puede contener: cielo,
nube y crepúsculo
Escribe un comentario...
Mónica Martín Rivas UN NOMBE INVENTADO, UNA CARETA, POCA CREDIBILIDAD MERECE.
Mónica Martín Rivas: Renato,
siempre me gusta lo que escribes pero en esta ocasión he de decirte que no
estoy de acuerdo contigo. Ya, está bien que un grupo de amigos, todos hombres,
se pueden juntar sin ninguna justificación y que esto no tiene por qué ser
criticado, pero los comentarios que haces más adelante me parecen totalmente
desatinados:
1. Hablas del manifiesto francés,
en el que se dice que no hay ningún problema porque un hombre toque una rodilla
a una mujer o intente besarla. Sí hay problema con esto, un hombre no debe
tocarte ni intentar besarte si es que no ha habido un acuerdo mutuo (directo o
indirecto), un tonteo, un "dar pie a...", al igual que los hombres tienen que entender que si decimos que no, es no, aunque estemos desnudas
en su cama. Precisamente, las mujeres que denunciaron seguro que lo
hicieron porque no dieron pie a que esos hombres le tocaran la pierna o le
besaran. Te aseguro que somos muchas las mujeres a las que nos han intentado (y
han logrado) tocar y/o besar sin nosotras pretenderlo.
2. Hablas de "feminismo
radical". No existe grados en el feminismo. O eres feminista o no lo eres.
Eso de: "Yo soy feminista pero me gusta salir con chicos que me paguen
todo" o "Yo soy feminista pero mi mujer es la que cocina porque yo no
sé hacer nada" no es feminismo. ¿Has oído hablar alguna vez del machismo
radical? ¿Por qué entonces tiene que haber feminismo radical?
3. Afirmas ser feminista y
recuerdo cuando fui a tu presentación de "Dejarás la tierra" en la
Feria del Libro del año pasado. Allí, junto a Santiago Roncagliolo, hablasteis
de diversos autores de Perú y de otras partes del mundo. Recuerdo que estuve
atenta a cada uno de los que recomendabais y que si nombrasteis a alguna mujer,
fue, como máximo, a una. Aquí sí estábamos en un "congreso literario"
(como hablas tú más arriba) y parece que ninguna mujer tenía hueco en él.
Como se puede ver en los
comentarios que hay en este post (feminazis, menstruación de testosterona,
etc.) a Perú le queda mucho para acabar con el machismo y entender el feminismo
como lo que es: la igualdad de todos, seamos del sexo que seamos.
En este blog tengo varios
comentarios sobre el acoso y la violencia contra la mujer, deseo compartirlos
con ustedes, a continuación sito algunos:
31 de marzo de 2012 escribí:
A propósito de la
violencia contra la mujer /deben digitar “feministas”/
Lean el ejemplo –inventado- que a
continuación expongo para luego, en función de él, opinar sobre la violencia
contra la mujer.
“¡Juana! (se encontraba en otra
habitación del pequeño departamento) el florero de cristal y las rosas que te
he regalado no deben estar en el closet, ¿no te parece?, querido deseo que
estén allí., pero es ilógico, ¡como se te ocurre poner un florero en el
closet!, Juana se acerca y dice, ¡quiero que estén ahí!, ¿tienes algún
problema?, ¡por su puesto dice Manuel!, las flores son para adornar ambientes
abiertos y no para estar escondidas, ¿Qué estás pensando hija?, ¡me da la gana
esconderlas!; idiota, exclama el esposo, al tiempo que levanta la mano, ¡pégame
imbécil para que veas como te denuncio y te meten preso!, Manuel con la ira
contenida, coge el florero y lo estrella contra la pared”.
Bien, desde hace varios años no
sólo en nuestro país sino en todo el Mundo occidental se inició la lucha contra
un abuso que resulta incalificable.
Lo curioso es que, por lo menos
en el Perú, en lugar de disminuir las golpizas o el maltrato sicológico contra
nuestras compañeras o las que lo son a medias, éstas han aumentado.
Recientemente, hemos tomado
conocimiento como una mujer quemada por su compañero fallece como consecuencia
de ese acto criminal y antes otro similar de desfiguración de rostro, siendo
que las noticias nos informan diariamente sobre estos hechos de mayor o menor
gravedad pero jamás justificables.
Se estrenan en apoyo de esa lucha
inventos como el “feminicidio”, pero al agresor le importa un tuétano la espada
de Damocles que pende sobre su cabeza. ¿Por qué? Veamos:
En la vida cotidiana –debe
entenderse que estamos excluyendo la política o los desacuerdos entre
profesionales- se suele decir: “Nunca discutas con una mujer, por mucha razón
que tengas, siempre perderás”, no obstante las relaciones humanas no son tan
simples y las reacciones frente a los estímulos inesperadas.
Toda la campaña contra la violencia
y los mensajes que contienen, están dirigidos,
como es obvio, al público objetivo; en consecuencia, no sólo se debe
escuchar, leer o ver los mensajes, es necesario procesarlos. Ese interiorizar que la naturaleza debería proporcionarnos (el
respeto mutuo) demanda que el receptor tenga un mínimo sentido común, educación
de calidad y disposición para mejorar.
Tengo la suerte y a veces la
desgracia de escuchar a la Terapeuta Carmen Gonzáles, para ella y debería tener
razón, no estoy calificado para cuestionar como aplica su profesión, TODOS
los problemas de relaciones humanas se
han gestado o incubado en la infancia, por tanto, a todos los “etiqueta” y
corta con la misma tijera, en muchos casos sin siquiera escuchar el problema
concreto, por ejemplo, una mujer que es abusada, maltratada por su esposo, se
relaciona íntimamente con la figura de la madre maltratada y busca (la hija) un
marido maltratador, de manera que, pretendo entender, las hijas que han visto
sufrir a la madre en manos de su padre a quién por ese hecho guardan rencor,
buscan un humano del sexo opuesto que las maltrate y oportunamente hacer con él
lo que no pudieron hacerle al padre.
La sociedad peruana no está
preparada para cambios cualitativos, especialmente por formación, la lucha
feminista –en el caso del problema
abordado- lo ha complicado porqué en esa lucha, que se ha centrado básicamente
en la ciudad, justa en su objetivo al punto que, gracias a ella la mujer
citadina, hoy en día, no tiene nada que envidiar al hombre y éste mucho que
reclamar si de igualdad hablamos.
Si la campaña contra la violencia
que sufre la mujer no está dando el resultado esperado, lo lógico sería
repensar el problema, tengo una teoría y la explico:
Es natural y exigencia por la
diferencia de género que el hombre, considere, respete y trate con delicadeza a
la mujer, sucede y esto viene de muy antiguo, en una discusión entre mujer y
varón se cumpla el aforismo “tienes razón pero vas preso”, por lo tanto, cuando
el hombre usa la fuerza bruta para que la mujer acepte que está equivocada, la
sociedad reacciona contra el iracundo varón y este comportamiento ha ido
degenerando dando inicio a la lucha por castigar al abusador; pero, siempre y
en todos los temas que abordemos existe un pero, SÍ a la “natural” fragilidad
de la mujer a quien en una discusión se
le da la razón aunque no la tenga por haber recibido un golpe o una paliza,
argumentando mil y una razón que sustituya la violencia, le agregamos para
impedirla una campaña con mensajes macizos de porque una mujer NO debe permitir
se le maltrate, pregunto, ¿no será que la mujer está mal interpretando la defensa que la sociedad realiza para su
bienestar?
Volvamos a leer el ejemplo con el
que inicié esta entrada, es un absurdo lo del florero e incluso me dirán que no
es un ejemplo válido; las relaciones de pareja son de suyo más complejas que
determinar donde debe ir un florero, y en ellas los desatinos de una y otra
parte superan inconsistencias peores que la expuesta, luego, si la mujer por
cuestión natural sabe que el varón no puede agredirla y que a ella se suma la
protección de la ley, podría asumir conductas tan absurdas y aun más que la del
florero y esa doble protección en lugar de calmar al varón puede producir el
efecto contrario, es decir, si el sabe que tiene razón y la mujer lo amenaza
con meterlo preso si le toca un pelo, de pronto tal cuestión lo encolerizará
más y se ensañará con su esposa, compañera o amante.
Salvo mejor parecer.
El 19 de octubre de 2017 comenté
un artículo de la hermosa señora Patricia del Río.
Patricia Del Río y Kim
Kardashian
https://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/yotambien-patricia-rio-noticia-466828
El artículo que contiene el
enlace precedente es un muy buen artículo de la señora Patricia Del Río, que,
en mi opinión confirma lo que las propias mujeres se niegan a aceptar, el
hombre es perseguidor y la mujer se deja perseguir o utiliza esa condición del
varón para obtener los mayores provechos posibles.
Aliyssa Milano tan bella como la
autora del comentario del enlace, en una nota que aparece en otra página del
Decano del día de hoy -19 de octubre de 2017- critica la doble moral en
Internet por ejemplo, considerar
inadecuado que una mujer se fotografíe
dando de amantar a sus bebés y no se escandalicen por el "increible
trasero de Kim Kardashian" (Alissa Milano dixit, y estoy de acuerdo) vean
sino la foto:
En estos momento está hablando
con la señora Del Río en RPP una dam -no
he escuchado su nombre- hablando sobre los peligros de la mujer en un contexto
más general, es decir, abarcando desde la educación, el respeto, la cultura de
paz y demás temas relacionados que mientras escribo este comentario he
escuchado.
Indudablemente de todo hay en
este mundo y las conductas deberían cambiar pero no sólo el hombre también la
propia mujer pues, como dicen "no se puede pedir que las cosas cambien si
seguimos haciendo las mismas cosas",
las mujeres muy hábiles indican que se pueden vestir o desvertir como
quieren y ningún hombre tiene el derecho de aprovechar esa "provocación
sexual" (lo digo yo) para pasarse de la raya y realizar algunos o todos
los actos que señala la señora Del Río, ésta es una defensa
"enclenque" porque desconocen un hecho macizo la atracción natural
del hombre por una mujer y la de esta por aquel aunque en este caso, la euforia sólo se muestra en eventos muy
concurridos, la mujer no necesita andar media calata para recibir elogios
decentes del varón, mas aun, es tan "enclenque" que pueden lucir un
poto tan rico como el de la foto, publicarlo en una revista PARA HOMBRES que
éstos comprarán sólo para verlo.
Pienso que la SINCERIDAD de ambos
es importante, pero ello estimados amigos está muy lejos de suceder, la mujer
es una empresa en si misma y NO me refiero ni por asomo a la profesión más
antigua del mundo, repasen todas las industrias que se crean alrededor de la
mujer la inmensa mayoría relacionadas con la belleza y el atractivo físico para
el hombre obviamente pero más con bienes materiales signos de poder y de
atracción que las mujeres y las industrias dedicadas a ellas aprovechan muy
bien.
Si nos sinceramos podrían cambiar
las cosas pero es un sueño, las mujeres piden gozar de un derecho que SOLO DIOS
TIENE privar de la vida a un ser humano sin siquiera considerar la opinión del
hombre sin cuyo aporte NO es posible -todavía- la creación de una nueva vida,
los "avances" en cuanto a la
difusión de la homosexualidad y la VIOLENCIA en la que vive el Planeta aunada a
la pobreza y la desigualdad en aumento son contrarios a cualquier cambio en las
relaciones hombre mujer que, en mi concepto se seguirá agravando promoviendo el
regreso del matriarcado.
Otro tema que ilustra este “acoso” lo comente al raíz del proceso a
un Juez americano de raza negra aspirante a Juez Supremo
El 26 de noviembre de 2017 escribí:
ANITA HILL contra CLARENCE THOMAS
Colocando la fecha o el nombre de las personas que cito aparece el comentario.
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